Hay una etapa particular y es aquella en donde se está en busca de la espiritualidad, cuando se siente que la fe que se conoce no es suficiente o no es con la que se encuentra paz.
Es en ese momento donde empieza una búsqueda personal para encontrar ese culto que realmente llene ese vacío espiritual de la persona. Sobre esto existen muchas religiones y culturas en las cuales explorar y elegir, pero hay una en particular que puede ser algo preocupante para las mamás, que ven a sus hijos enfrentar estas etapas y decidirse por practicar dogmas como el espiritismo.
Esta religión, como la mayoría, tiene todo un esquema fundamentado que permite a sus integrantes lograr llenar eso que necesitan, sin embargo no hay que desconocer que muchos lo ven como un reto o una experiencia morbosa que quieren practicar para ver qué se siente o qué es y cuando descubren que no tiene la malicia que creían empiezan a desviarse por temas más peligrosos y anormales.
Ponerse en los zapatos de una mamá no es difícil, pensar que mi hijo hace espiritismo es alarmante si no se sabe de qué se trata, la recomendación es ver su comportamiento para saber cómo actuar.
Espiritista pero sin conductas negativas
Algunas madres llegan con esta afirmación de que su hijo hace espiritismo pero parece un muchacho normal.
Es correcto, que practique esta especie de religión no lo hace anormal, es una decisión personal que asumió para llevar una espiritualidad diferente a la impuesta en su hogar, cuando se hace de manera responsable no hay que temer, es bueno apoyarlo, pedirle que explique un poco de que se trata y tratar de entender su motivación para estar allí.
Cuando los padres están presentes con sus hijos y permiten la comunicación pueden entender que están viviendo y poder aconsejarlos según se requiera, si se logra esta oportunidad en el hogar, quedará claro que independientemente de lo que decida el joven con su espiritualidad será una decisión fundamentada y correcta por lo cual no será necesario pensar alarmantemente.
Mi hijo hace espiritismo pero tiene conductas agresivas
Igual que decíamos antes, la comunicación es fundamental para entender las etapas de los hijos, cuando existe verdadera comunicación en el hogar los padres pueden identificar con qué madurez cuentan los hijos para asumir decisiones como su ideología o religión.
Si se descubre que en realidad no es más que curiosidad o morbo por eso tan misterioso, lo mejor es mostrarles realmente de que se trata y que, dependiendo de ello, decidan; si por el contrario están empecinados en seguir esta religión pero la asumen como algo oscuro, dañino, peligroso y el hijo demuestra conductas agresivas, groseras, negativas o similares es necesario intervenir.
Lo importante es saber respetar la decisión de cada uno de nuestros hijos, son personas que van formando una personalidad y no necesariamente deben hacerlo a nuestra imagen y semejanza. Evalúa cada una de las fases que te presentamos y solo puedes intervenir si se está haciendo verdadero daño a sí mismo y otros.