Sepúlveda es uno de los pueblos más bonitos de España, dato que además se refleja en diferentes listados de este tipo, pero que se materializa en una realidad cuando pones por primera vez el pié en sus dominios. Pueblo medieval, de los que me gustan y me atrapan, con un encanto que se respira simplemente en el ambiente de sus calles, o en la pasión de sus habitantes cuando curiosa les preguntas cualquier cosa y ellos responden con ese brillo apasionado en la mirada. Siempre pensé que es imprescindible vivir en el lugar que amas, creo que ellos lo hacen…
Sepúlveda no es un pueblo demasiado grande en tamaño, pero si en contenido. Tiene mucho que ver, y merece detenerse y disfrutar tanto del paisaje, como de su historia y gastronomía.
Su centro neuralgico es la Plaza Mayor, que a diferencia de otros enclaves se encuentra fuera del recinto amurallado, en el extramuro. Si te sitúas frente al reloj de la plaza, puedes ver una de las construcciones más singulares del pueblo, el Castillo. Edificado durante tres épocas distintas. Los tres torreones pertenecen a la muralla árabe del S.X, mientras que las dos balconadas son del edificio del S.XVI pertenecientes a la casa de los González dónde nació el escritor Don Francisco Cossío. Más tarde, en el S.XVIII se le adosó una fachada barroca con dos campanas, una de ellas toca a diario el tradicional “Toque de queda”, 33 campanadas que anunciaban el cierre de las puertas de la muralla y que ya forman parte de la cultura de Sepúlveda. Durante un tiempo este edificio fue utilizado como ayuntamiento, pero para lo que más se usó fue para el registro de las materias primas que venían a venderse al pueblo, y dónde se pagaban los impuestos.
La plaza era el lugar dónde se celebraba el mercado, las corridas de toros, los bailes o las fiestas populares, y a día de hoy sigue siendo el lugar más vivo con numerosos negocios de hostelería, y venta de artículos de recuerdo.
Fue apasionante recorrer las calles del pueblo del brazo de Transi, una vecina y amante de Sepúlveda como ninguna, que nos fue contando la historia con detalle y cariño. Por eso sé, que una de las vistas más maravillosas del pueblo la podéis disfrutar desde la Iglesia de San Bartolomé, a la que se llega subiendo una escalinata desde la otra parte de la plaza. Una edificación Románica del S.XI-XII. En esta Iglesia celebran la fiesta del Diablillo en Agosto, que es muy conocida por la puesta en escena con 6 pequeños diablillos y por la hoguera que encienden después del toque de queda. Esta Iglesia es de entrada libre si te apetece verla también por dentro, además siguen haciendo misas en ella.
A la izquierda del castillo nos encontramos con la Plaza del Trigo, que tiene ese nombre porque era dónde se vendían antiguamente los granos. En esta plaza puedes ver la antigua cárcel y también la oficina de turismo. Aquí también está el centro de interpretación de la Cárcel, dónde puedes hacer un recorrido adentrándote en el mundo de la prisión desde dentro.
En esta misma plaza también tienes la opción de contratar una visita teatralizada de Sepúlveda, de las que por cierto, nuestra maravillosa amiga Transi, nos recomendó encarecidamente por ser uno de los servicios más bonitos que pueda disfrutar el turista. Se trata de una visita por el pueblo dónde los narradores integran la historia del mismo con el teatro. Las visitas son nocturnas o diurnas y las puedes contratar allí mismo o antes de llegar al pueblo por teléfono.
Visitas Teatralizadas Plaza del Trigo, 6
Teléfono: 921 540 237 / 617 514 619
Email: info@sepulvedaviva.es
Otra visita obligada es el Parque natural de las Hoces del Duratón, clasificado como Zona de Especial Protección para las Aves y se declararon como Lugar de Importancia Comunitaria. Desde el año 2004 la gestión del Parque se realiza mediante el Proyecto LIFE, un programa de actuación específico de la Unión Europea, en cuyo marco se llevan a cabo diferentes actuaciones de mantenimiento y recuperación, así como la búsqueda de un desarrollo sostenible de los recursos del mismo.
La colonia de buitres leonados establecida en el área protegida está considerada como la mayor de Europa, tanto por su número, 710 parejas censadas en el año 2015, como por su nivel reproductivo. Esta colonia se ha convertido en uno de los principales atractivos del parque.
El parque ocupa una superficie de 5.037 hectáreas que se extiende en terrenos de los municipios de Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río, todos de la provincia de Segovia. Junto a la riqueza natural que guarda hay un importante patrimonio cultural que hacen del mismo un destino turístico y de ocio importante. Destacan la ermita de San Frutos y el monasterio de Nuestra Señora de la Hoz.
Centro de Interpretación de las Hoces del Río Duratón
Calle Conde de Sepúlveda, 34
40300 Sepúlveda
Teléfono: 921 540 322
http://www.patrimonionatural.org
cp.duraton@patrimonionatural.org
De nuevo en el pueblo, Junto al Teatro Bretón, símbolo de la cultura viva de Sepúlveda, comienza el barrio de Trascastillo, protegido por las almenas desde las cuales uno puede sentir y revivir la época en la que los muros defensivos constituían un elemento clave en lugares como Sepúlveda. Desde allí, podemos ver una de las calles definitorias de la localidad, la Calle Barbacana, que significa doble defensa, y es que este lienzo de muralla que define esta calle es uno de los que mejor se conserva, construcción árabe del siglo X, que supone la continuación del Castillo. Su base conserva las zarpas o basamentos construidos con sillares romanos, obtenidos probablemente de la ciudad romana de Duratón. Este tramo de la muralla desemboca en la puerta del Azogue.
Transi también nos llevó hasta el santuario de la Iglesia de la Virgen de La Peña, situada sobre una de las Hoces del Río Duratón. Por la parte de atrás del templo tienes un mirador dónde disfrutar de las primeras Hoces del Río Duratón. Desde aquí también puedes ver los buitres volando, y otras muchas aves como águilas. Las vistas desde aquí son preciosas.
En la parte de delante de la Iglesia hay un parque muy chulo para los más peques, y un campito ideal para pasar un buen rato al aire libre.
Pasear por Sepúlveda es sin duda, un paseo en el tiempo. Regresar al pasado medieval en el que personajes como Alfonso VI o el Conde Fernán González hicieron de Sepúlveda el paradigma de tierra de frontera, y de fueros. De todos modos, no puedes marcharte de Sepúlveda sin probar sus asados al horno de leña, o degustar sus famosos postres como el Ponche Segoviano que fue una de nuestras sorpresas.
La repostería sepulvedana destaca por su bollería, cuya tradición enlaza con la presencia musulmana en estas tierras. Los soplillos, las rosquillas de Castrillo, las pastafloras, las capuchinas y los sobados son algunas de las especialidades.
Son famosos los dulces de la pastelería El Castillo que la fundó El Tío Rosquillero de Navares, don Gabriel García Pulido, hace 100 años.
El nombre de la pastelería El Castillo está más que acreditado ya que se encuentra en la plaza del Castillo de Sepúlveda. (Plaza España, 2).
La gastronomía sepulvedana está caracterizada por la tradición y la sencillez de las tierras castellanas. El plato típico por excelencia es el lechazo asado en horno de leña. El secreto de su exquisito sabor lo encontramos en la alta calidad de la materia prima y en la sencillez de su elaboración.
En el casco urbano de Sepúlveda hay varios restaurantes donde se puede comer un buen asado, como Casa Román o Restaurante Zute el menor que son los dos que nos recomendó Transi, y viviendo allí y con su buen gusto y paladar no se nos ocurre ni ponerlo en duda. ( Os hablaré de dónde comimos al final en otro post.)
El lechazo debe hacerse dividido en cuartos y colocado en tarteras de barro, como añadidos sólo necesita un poco de manteca y sal, y por supuesto la pericia en el manejo de los hornos que han demostrado los maestros asadores de la Villa.
Los complementos ideales son una ensalada de lechuga y tomate de las huertas de Castilla, el pan de hogaza de Sepúlveda y un buen vino de la Ribera de Duero.
Otros platos tradicionales que degustar en la villa son las sopas de ajo y los derivados del cerdo, como el chorizo y la morcilla. Y como hemos destacado al principio nada mejor que un postre típico como son las natillas y el arroz con leche, el ponche segoviano o la leche frita.
Hay dos negocios de alfarería en la Plaza mayor, dónde puedes comprar algún recuerdo del pueblo. Ambos son artesanales, y merecen una visita.
Si viajas en fechas navideñas, otra recomendación que te hago son los polvorones de la confitería El Castillo, impresionantes de lo bueno que están.
Y por supuesto el Cordero lechal o el vinito en Casa Román…
No te olvides de las Visitas Teatralizadas, de ver las 7 puertas o de escuchar las 30 campanadas del toque de queda antes de que se cierren las murallas…
Puedes hacer rutas en piragua por el río con una empresa que se llama Andatura si no me equivoco, o contemplan las vistas simplemente desde alguna de sus Iglesias que están situadas en los mejores puntos del pueblo…
Y si encontráis a Transi, en alguna terraza de la plaza Mayor, o dando su paseo diario por las calles del pueblo, parar a saludarla, y preguntarle por dónde ir o qué ver… porque ella me ha enseñado lo mucho que ama el pueblo y se me ha contagiado el cariño… no en vano Sepúlveda es uno de los pueblos más bonitos de España, así que no te lo puedes perder…
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