Primero que nada, enseñar a nadar a un bebé parece complicadísimo. Son niños tan pequeños y delicados, que a muchos padres les puede dar miedo que se acerquen si quiera al agua. Sin embargo, a pesar de nuestros temores, que nuestros bebés disfruten de la piscina y aprendan a nadar es muy beneficioso ya que les aporta una gran cantidad de reflejos que no logran cuando sus movimientos se limitan a estar en la cuna o en los brazos de la gente.
Pero claro, lo que nosotros llamamos 'natación' para bebés, no tiene nada que ver con lo que supone realmente nadar. No podemos pretender que nuestros pequeños aprendar a desplazarse por el agua como lo hacen de adultos, este paso no llegara hasta que cumpla 4 o 5 años, como pronto. Lo que sí podemos hacer es acercar a nuestro pequeño al agua a partir del cuarto mes, para desarrollar su habilidad motora y, por qué no, disfrutar de un rato divertido con ellos. ¿Cómo les enseñamos a 'nadar'? Existen algunos trucos:
- Lo principal es no tener miedo. Debemos ser precabidos y no quitarles el ojo de encima. Pero podemos tener la seguridad de que si nuestro bebé se suelta no se ahogará. Podemos empezar mojándoles un poquito la cabeza, para que se familiaricen con el agua, puede que al principio llore cuando le mojemos un poco, pero se van acostumbrando y no hay problema.
- Nada con tu bebé cuando sea posible. Déjale que vea cómo te diviertes y te sumerges en el agua. Cuando tengas la oportunidad, dale la vuelta mientras nada y déjale suelto durante un tiempo, algo alejado de tí. Eso sí, siempre con un chaleco que les proteja o cualquier protección recomendada por los expertos. Si puedes acudir con él a clases de natación para bebés, mucho mejor. Pero si no, no te preocupes, puedes ayudarle a aprender por tu cuenta.
¿Has ido a la piscina algún día con tu bebé?
Imagen: www.birthlight.com