Cuando Rolando (el que es ahora mi esposo) y yo éramos novios coincidíamos en todo, nos gustaban exactamente las mismas cosas, tomábamos decisiones similares y teníamos una visión de la vida y de lo que queríamos bastante parecida.
Comprenderás Eco-Lover, que tanta coincidencia fue el punto clave para enamorarnos, sentirnos cómodos y tomar la decisión de compartir nuestras vidas para siempre.
Las cosas se mantuvieron bastante parecidas durante el tiempo que estuvimos casados y SC – Sin Cata-. Nos encantaba dormir, ver tele, salir a comer a algún restaurante bonito, los fines de semana eran relajados, hacíamos siestas y teníamos todo el tiempo y el espacio para nosotros dos.
Durante el tiempo que tuve a mi Cata en la pancita es que comenzaron algunos cambios, me la pasaba durmiendo, tuvimos que dejar de salir porque estuve con amenaza de aborto desde el tercer mes de gestación y bueno, tengo que escribirlo, el sexo se convirtió en un recuerdo.
La llegada de mi nena se convirtió en un motivo de alegría inmensa para los dos, pero valgan verdades, también trajo un poco de estrés a nuestra relación. No sólo porque la dinámica de nosotros como pareja cambió de manera irreversible, sino también porque en muchos casos existen diferencias importantes en la forma de criar a nuestra hija.
Lo primero que debemos entender Eco-Lover, es que por lo general las madres nos preocupamos por formarnos en este hermoso camino de la maternidad y nos esforzamos por adaptar hábitos más sanos en la relación con nuestros niños. Todo esto nos hace ser más empáticas con ellos.
Pero, te has preguntado, ¿por qué educas como educas?
La mayoría de veces uno educa de la misma forma en la que fuimos educados. Muchas veces, te esfuerzas en no repetir las carencias de tus padres e intentas llevar una mejor relación con tus hijos. Otras veces por compensación nos vamos al otro extremo, si tuvimos padres muy autoritarios, nos convertimos en padres demasiado permisivos, o al contrario.
Imagínate ahora: en la crianza de tu hijo intervienen dos individuos con dos historias personales y de crianza distintas. Complicado, ¿verdad?
¿Cómo llegar al punto de equilibro y eliminar las diferencias con mi pareja?
CONVERSANDO Y ESCUCHANDO: Siempre de manera calmada, clara y con mucho respeto, por más que su manera de educar te parezca errónea. Nunca en presencia de tus niños. Identifiquen los puntos en lo que no estén de acuerdo: disciplina, alimentación, sueño, rutinas, etc. Conversen de cada una de las diferencias, empezando con las más conflictivas.
NEGOCIANDO: Deben llegar a compromisos aceptables y reales para ambos. No se trata de que uno gane y el otro pierda, lo que se busca es llegar a un punto medio en el que ambos sientan que ese es el tipo de educación más conveniente para su niño. El que debe salir ganando es el niño, debemos ser claros y saber que las decisiones que se tomen, tienen que beneficiarlo a él.
En caso estuvieras embarazada por primera vez, creo que es importante empezar a hablar de creencias y valores con tu pareja para así evitar disgustos posteriores. Acuerden qué clase de normas y límites habrá en tu familia.
El mantener la armonía en el hogar es un trabajo que requiere muchísima dedicación y esfuerzo de ambas partes. La solución siempre será comunicarse al máximo y llegar a acuerdos.
¡Sigamos trabajando por una maternidad sostenible!
Virginia