Nunca dejo de aprender con mis hijos. En cualquier momento y en cualquier lugar me llegan a través de ellos maravillosas lecciones de amor. La última fue la semana pasada, cuando mi hijo mayor y sus compañeros de clase presentaron el proyecto que han estado realizando durante la primera mitad del curso: La tierra. Como finalización de la exposición nos contaron a todos los padres un cuento precioso que me emocionó y me gustaría compartirlo contigo. Estoy segura que te hará reflexionar…..
Ubuntu
Un antropólogo se encontraba estudiando las costumbres de una tribu en África. Debido a su trabajo, tenía la suerte de estar siempre rodeado de los niños de la tribu. Los apreciaba tanto que decidió hacer algo divertido.
En uno de sus viajes a la ciudad más cercana consiguió hacerse con una buena cantidad de caramelos. ¡Eso les encantaría a los niños! Los dispuso en una canasta decorada con cinta y otros adornos, y al llegar al lugar donde vivía la tribu, depositó la canasta debajo de un árbol.
Emocionado, llamó a los niños y les propuso un juego: cuando él dijese “YA”, los niños deberían correr hasta el árbol y el primero que llegase a la canasta sería el ganador, y tendría derecho a comerse los caramelos.
Los niños se colocaron en fila, esperando la señal acordada. Cuando el antropólogo dijo “¡YA!” algo mágico sucedió…..
Sin siquiera pensarlo, todos los niños se tomaron de las manos y salieron corriendo juntos hacia la canasta. Llegaron a la vez, de la mano y sonrientes, y de manera natural comenzaron a dividir los caramelos. Sentados en el suelo, comieron felizmente, como les había dicho el antropólogo. Éste, que no entendía lo que había pasado les preguntó por qué habían ido todos juntos, si el primero que llegara podía haberse hartado a dulces.
Entonces, los niños respondieron:
-UBUNTU!!!! ¿Cómo podría uno solo de nosotros ser feliz si todos los demás no lo están?
¿Qué te ha parecido? Seguro que a tus niños les gustará que les leas este cuento. Simboliza la unidad, el TODOS SOMOS UNO, una conciencia que nos aleja de la competitividad enfermiza que en las sociedades occidentales estamos viviendo. Cuando comprendes que no estamos separados, que todos somos la misma vida, que yo soy tu y tu eres yo, toda tu percepción cambia.
Todos olvidamos lo que somos, pero todos podemos recordarlo. Podemos ayudar a los niños a recordar la vida que son si los educamos desde el amor. Ésta es la filosofía que quiero y estoy intentando difundir con mis escritos y vídeos, una filosofía educativa que potencie el ser de los niños y les ayude a recordar quienes son (puedes leer más sobre educar desde el amor en esta página y en esta otra).
Un abrazo fuerte!
UBUNTU.
.