Imaginen la situación. Diez años. Diez años desde que esa romántica locura ocurrió. ¿Qué podría ocurrir si esa situación la estuviéramos viendo en una peli o serie? Veamos:
El marido, siempre es él el desmemoriado, se olvida de la fecha. Ella anda pensando en la maravillosa velada romántica que van a pasar en un restaurante de esos que pagas mucho y comes poco. Él planea ver el partido de fútbol con los colegas, probablemente, un Barça-Madrid. ( Je je je je, en casa, esto no ocurre. Por el momento, papá piojo anda bien de memoria y ¡no le gusta el fútbol!)
El marido llama a la amante, siempre es la secretaria, (menos mal que ya no lo soy si no hubiese sido la mala de la peli, je je je) para decirle que lo siente mucho y bla bla bla pero que ese viaje planeado va a tener que hacerlo con su mujer con la que cumple diez años. Eso sí, le promete y repromete que pronto la dejará pero no ahora que están de aniversario. Mentira mentirosa, no piensa dejarla ¿quién le tendrá la ropa planchadita y la comida en la mesa? ( En casa no ocurre eso, no hay secretarias. Yo ya no lo soy, ja ja ja, claro que tampoco ha habido viaje a una isla misteriosa. Bueno, pero no me quejo a mí me preparan la cena, ja ja ja ja).
Pasemos ahora a la vida real. Diez años tras ese primer encuentro ¿qué puede haber pasado? :
Todo se ha ido a la @#~?¬¬&&& (traducción libre pero es horario infantil y no voy a usar tacos, je je je) y cada uno está por su lado. No, no es nuestro caso. Seguimos juntos y estupendamente a pesar de la @#~?% de la crisis y la prima de riesgo, esa sí es una prima en la que " cagarse" (perdón por la expresión) y no en la de canarias como hace un amigo haciéndome cabrear porque yo tengo primas en Canarias, es más soy de Canarias. Grrr, (él sabe que a pesar de los pesares lo quiero, grrr).
Hay aniversario con una celebración especial, ¿cuá? ¡Mira que son cotillas! Vale, vale, paso a contar...
Lunes, seis y media de la tarde. El sol entra por la cristalera del salón. Parece que estemos en pleno verano. Voy a aprovechar los rayos de sol y bajar a pasear al colega canino. Me levanto de la silla y al mirar al sillón lo veo. El piojo se ha quedado frito. El piojo duerme acurrucado en el sillón abrazado a cojín- cojín "uhm, cojín-cojín necesita volver a pasar por la lavadora" , pienso y digo "¿y ahora qué? ¿Dormirá hasta mañana o se despertará?". Soy atea pero juro que durante todo el paseo con Gabo iba rezándole a todos los santos para que no se despertara.
Lunes, nueve de la noche, el piojo duerme en su cama. Está en los brazos de Morfeo, papá piojo y yo cenamos tranquilamente. No es una cena romántica a la luz de las velas pero sí una cena en la que no se oye "siéntate", "termina de cenar", "no, ya no hay más dibujos". Terminamos de cenar y tras recoger la cocina nos acurrucamos en el sofá. "Uauh, esto debe ser el regalo del piojo por el aniversario", pienso mientras vemos la tele.
A veces llego a ser ilusa. Si Alicia vivía en el país de las maravillas, yo en el de la ilusión, je je je. Lunes doce menos cuarto de la noche se oye
mamá, mamá,mamá
Papá Piojo va a ver qué pasa si voy yo intenta camelarme seguro. Desde la cama escucho la conversación. Papá Piojo intenta convencer a Piojo de que se acueste y siga durmiendo. Uhm, le está costando más de lo habitual. El piojo despliega todo su palabrerío. Uff, esta batalla va a estar complicada de ganar. No, no, no ¿qué haces papá piojo estás a punto de reírte? No, no, no, por dios, no lo hagas. ¡Vas a perder!
Escucho unos pasos acercarse a la cama. ¿Gabo había ido a entererarse de lo que ocurría? No, no, no, las piernas se suben en la cama.
Mamá, no me gusta mi cama. No me gustan las camas altas. Voy a dormir en tu cama.
Papá Piojo regresa muerto de risa. No ha podido con la verborrea de su hijo, grrr. Toca dormir con él en el medio. ¿Dormir? Ya sé que poco y mal.
Papá, podríamos ver una pulúcula
Y así acaba la noche. En la cama. Haciendo posturitas para intentar evitar las piernas, codos, cabeza del piojo...
Besitos Avainillados