La comunicación en la familia es esencial. En la actualidad los padres prefieren regalar cosas a sus hijos y que no les falte nada, pero sin darles lo más importante, que es su tiempo y su compañía. Los niños necesitan conversar con sus padres, aclarar sus ideas y poder contarles lo que les está pasando. Cuando esto no se produce, se van con la pandilla, y el líder de esta es el que marca las pautas.
Decálogo de la Familia, por Enrique Rojas
La principal escuela está en casa. Un niño necesita aprender de sus padres los hábitos para valerse por sí mismo en el mundo adulto. Los padres no podemos pretender que nuestros hijos realicen cosas que nosotros no practicamos.
Educar significa dar ejemplo. No solo es ofrecer una serie de valores y explicaciones. Educar es seducir por encantamiento, ejemplaridad y valores.
El No es una palabra constructiva. Hay que saber apreciar el valor de los límites, ya que la autoridad nos ayuda a crecer con paso seguro. Niégate pequeños caprichos y verás más claro el horizonte.
El tiempo es el mejor regalo. No existe nada más valioso, escuchar sus preocupaciones y compartir sus aficiones. Ninguna compensación material puede suplirlo.
La madurez es controlar deseos y retrasar gratificaciones.
La paciencia y la medida son grandes brújulas de vida.
No vivimos solos. Mira siempre qué puedes hacer por el familiar más cercano, aunque lo conozcas demasiado bien.
Nuestra autoestima es el mayor tesoro. Enseñar a valerse a uno mismo, a respetar la propia libertad y la de los demás es un eje fundamental para transitar por el camino de la armonía.
El pensamiento positivo rompe barreras. Aprende a ver más lo bueno que lo malo: educación de la mirada psicológica.
No invoquemos al futuro y amemos el presente. Enseñar a nuestros hijos a disfrutar del hoy y el ahora, a hacer las cosas con tranquilidad, es una vacuna contra la ansiedad y la insatisfacción.
Muchas gracias Dr. Rojas por este libro tan enriquecedor, lleno de ejemplos y de casos