Lo que más llama la atención de sus profesores, es su necesidad constante de buscar estímulos sensoriales que lo ayuden a autorregularse. Cosas del tipo: oler cosas o gente, tocar todo e incluso llevarse algunos objetos a la boca. Además, cuando sus compañeros empiezan a gritar y a moverse mucho en clase, él se desespera, se irrita y en ocasiones explota. No puede sentarse en la alfombra y no responde cuando lo llaman por su nombre, es como si no escuchara. Su motora fina también está sufriendo. Obviamente, no hace todo esto todo el tiempo. Pero, sí lo hace lo suficientemente seguido como para haber llamado la atención de sus profesores.
Unido a estos comportamientos hay otros que yo he identificado en casa, pero que como mi hermana también era igual de niña los di por muy normales: siente olores que el resto no (éstos olores lo alteran e irritan terriblemente, tanto así que no puede hacer otra cosa más que dar vueltas en sí mismo), ruidos que a nosotros nos parecen normales a él no (aspiradora, gritos y cantos de sus hermanas, sin embargo ama la música alta y violenta). Odia que le corten las uñas. Y a pesar que hay comidas cuyo sabor le agradan, no puede comerlas debido a su textura.
Como decía arriba, la sugerencia de los profesores fue hacerle una evaluación ocupacional-sensorial. Yo muy neura como siempre, busque a la mejor especialista que me recomendaron (que resultó ser una gran decepción, pero ese es tema para otro post) y lo hice evaluar. El diagnóstico, fue revelador: mi hijo padece de SÍNDROME DE INTEGRACIÓN SENSORIAL.
¿¿¿Qué es eso??? Pensé. Era la primera vez que escuchaba al respecto. El síndrome de integración sensorial es cuando el cerebro falla en el proceso diario y constante de asimilar y dar sentido a la información proporcionada por todas las sensaciones que vienen del cuerpo y del mundo exterior. Estos niños no tienen la capacidad para organizar adecuadamente la información que reciben del exterior, lo que lleva a que se frustren e irriten rápidamente, se retraigan, eviten ciertas actividades y tengan problemas motores. Se manifiesta en comportamientos como los mencionados líneas arriba, aunque claro hay otros más y no todos se dan de igual manera en todos.
Luego de escuchar el diagnóstico, la luz vino a mí: ¡¿así que eso es lo que tiene mi hijo?! ¡Por eso se porta así!! Y por muy doloroso que fue (y es) recibir ese diagnóstico, finalmente comprendo mucho mejor que es lo que le pasa a mi hijo y porque se comporta así. No voy a negar que continúo en shock y me está costando mucho asimilar que el niño a quien amo tanto padece de algo tan raro. Y, no sólo eso, sino que él sufre a diario por esto. Necesita ayuda y ayuda especializada. Me siento terrible por las veces en que fui extremadamente dura y perdí la paciencia. No me imaginé que para él era tan difícil cumplir con el día a día. Y, aunque odio las terapias, él va a tener que llevar una y por un largo tiempo.
Continúo asimilando la noticia. Ya sé lo que tiene mi hijo. Ahora necesito dejar de compadecerme de mi misma, recordar que pese a todo es un niño feliz y sano. Recordar que NO es su culpa, y tampoco la mía, y que mi deber es ayudarlo con calma y sin pena para que poco a poco corrija esta disfunción. Sin hacerlo sentir mal, sin sentirme mal yo (difícil) y sobre todo con mucho amor.¿Quieres saber más sobre la Disfunción de Integración Sensorial? Copia y pega estos links
http://www.ucsfchildcarehealth.org/pdfs/healthandsafety/SensIntDys_sp0409.pdf
http://ceivalencia.com/2013/10/senales-y-sintomas-de-una-disfuncion-de-integracion-sensorial/
http://www.xfragil-extremadura.es/web/pdf/goldson.pdf
Mi favorito: http://trastornosdeconductainfantil.blogspot.com/2010/10/trastorno-de-integracion-sensorial.html
Y por supuesto, el tablero que he creado en Pinterest (la mayoría está en inglés, pero ni modo)
Disfunción Integración Sensorial NeuroMamá