El pasado miércoles (no me da la vida para seguir en este blog la actualidad diaria y se me van retrasando las entradas) tuvo lugar la presentación en público de #papiconcilia. La acogió un lugar al que ya he tenido la oportunidad de ir varias veces y que cada vez me parece más fascinante por todos los medios que pone a disposición de los eventos: Os hablo del Centro de Innovación BBVA de Madrid. Y allí que nos fuimos la mamá jefa, el papá en prácticas y la pequeña saltamontes. Nos daba miedo que Maramoto fuese la única bebé en el evento, pero nosotros vamos con ella a todas partes. Y si no puede ir ella, no vamos. Esa es nuestra primera ley como padres. Por suerte, por allí correteaban tres bebés más. No es lo normal, pero un centro como el del BBVA invita a innovar. ¡Y, además, íbamos a hablar de conciliación, cómo no iban a estar nuestros peques aderezando con sus gritos y carreras la presentación!
Del evento en sí sólo diré que estuvo genial y que todos los ponentes, Usúe Madinaveitia a la cabeza en su papel de moderadora, nos brindaron unas intervenciones que nos llevaron irremediablemente de la risa a la indignación, pasando por la esperanza de que otro mundo es posible. Como lo mejor es que los escuchéis a ellos, os dejo aquí el vídeo del evento de presentación de #papiconcilia al completo. Yo, por mi parte, me voy a centrar en otro aspecto que hace que este tipo de actos siempre tengan un valor añadido: las desvirtualizaciones.
Sí, así es, las desvirtualizaciones. Porque por primera vez desde que tengo el blog, ocurrió algo que nunca pensé que pudiese pasar: que entrase yo a un sitio y una mujer allí presente me dijese: “¡Tú eres el papá en prácticas!”. Casi me muero. Me quedé medio en estado de shock, medio sin saber qué decir. Esa mujer se llama Ana y es una asidua a este espacio. Y con Ana, su marido y su renacuajo (prácticamente de la edad de Mara e igual de terremoto) pasamos gran parte de la tarde. ¡Y seguro que no es el último rato que pasamos con ellos! Da gusto encontrarse con gente maja y con tantas cosas en común por el camino. Así que si hoy lees esto, aprovecho para mandaros un besazo enorme, familia. Fue un placer conoceros.
La presentación de #papiconcilia también me sirvió para poner cara y voz a la responsable de todo este movimiento que tengo la certeza que antes o después cambiará muchas cosas en este país. Después de muchos emails intercambiados pude por fin saludar en persona a Usúe y conocer también a su marido, otra de las voces de #papiconcilia. No dio tiempo para mucho, porque ella es la madre de este proyecto y por tanto estuvo todo el tiempo ocupada, pero la verdad es que fue bonito ponerle voz. Además, su familia y la nuestra tienen muchos proyectos en común, así que seguro que volvemos a coincidir muchas veces. Gracias por #papiconcilia. Gracias por darnos voz y poner a nuestra disposición un amplificador para hacernos escuchar.
Y por último están las desvirtualizaciones de los papis blogueros, esos tipos con los que comparto grupo de whatsapp y de Facebook. Tíos grandes como pocos. Fue muy gracioso como puse cara a Carlos Escudero, de Un Papá como Darth Vader. Estábamos los dos frente a frente, enviándonos mensajes de whatsapp:
-¿Estás aquí, Adrián?
-¡Sí, claro! ¿Y tú también? ¡No jodas!
Y cuando estábamos a punto de preguntarnos como íbamos vestidos, como si se tratase de una cita a ciegas, levantamos ambos la cabeza y estábamos frente a frente. A un paso de distancia. Abrazo de rigor, cómo no. Hay cosas que apetecen y mucho. Y esa era una de ellas. Pronto se nos unió también Enric Bastardas, de Personetes Creatives. Un tío genial al que da gusto escuchar hablar. Uno de los ponentes que más sonrisas nos sacó al público. Y, por último, el gran Javier de Domingo, que ya me acompañó la semana pasada en la entrevista en Onda Mujer. Un crack que transmite positivismo y buena energía por los cuatro costados. Hablando con ellos tres cerré la jornada, ya en la puerta del Centro de Innovación BBVA. Tuve la sensación de que si hubiésemos ido sin prisa, podríamos haber estado allí charlando (mejor en un bar y con una cerveza en la mano) hasta las tantas de la madrugada.
Llegados a este punto no me queda más que desear larga vida al movimiento #papiconcilia, larga vida a los hombres que se saludan con abrazos y no tienen miedo a demostrar sus emociones y larga vida a las desvirtualizaciones.
PD: Tuve la oportunidad de conocer también a Pablo, de Prepapá. Aunque sólo fue un saludo fugaz. La conciliación le demandaba. Lo escuché hablar durante el evento y me vi 100% reflejado en él. Nuestra vida tampoco conoce de orden o rutinas. Nos conformamos con tener un mínimo orden dentro de nuestro caos diario. Y me quedé con las ganas de conocer a muchos otros que por hache o por be no pudieron asistir. Habrá más oportunidades, compañeros