Me gustaría completarlo con algo más de información e ideas.
Recordamos un momento de forma sencilla que es mindfulness: Saber mantenerse disfrutando el momento presente, el aquí y el ahora, sin juzgarlo, simplemente vivir, sentir lo que nos sucede ahora mismo, sin ponernos a pensar en lo que pasó ayer o en lo que vamos a hacer mañana.
¿Y para qué sirve esto del mindfulness o atención plena?
Cuando estas al cien por cien en lo que vives, atento, despierto:
Eres más consciente de todo lo que te pasa, de tu cuerpo, de las palabras que pronuncias, de lo que comes y de todo lo que ocurre a tu alrededor. Tienes más información de todo y así eres capaz de tomar, mejores decisiones, más conscientes.
Estudias mejor, más concentrado y aprendes más rápido porque tu mente, tu cerebro está gobernado por ti y no por las mil y una historias que pasan por tu cabeza.
Descubres con facilidad tus cualidades y las desarrollas. Te quieres más tal y cómo eres y te organizas mejor el tiempo para hacer las actividades que te gustan.
Te adaptas mejor a los cambios que suceden cada día: Hay mil cosas que no te esperas como el que no suene a tiempo el despertador o que tu padre tenga un mal día.
Pero sobre todo, vivir el momento presente nos da una ENERGIA, con mayúsculas que nos proporciona buena salud a todos los niveles.
Te recuerdo por escrito el proceso del juego:
Siéntate en un lugar cómodo. Puedes tener los ojos abiertos o cerrados. Ahora, nos centramos en nuestra respiración. Observamos cómo entra el aire por nuestra nariz y vuelve a salir, como llega a los pulmones. No hace falta que hagas respiraciones más largas. Simplemente observa con tu mente. Inspiro, expiro.
Puede que en algún momento necesites respirar más profundamente o suspirar. Hazlo.
Junta tus manos una con otra e imagina que entre ellas estás creando una esponja, muy especial…
Escogemos el material y el color del que está hecha: agua de color naranja, mariposas multicolor, plumas suaves, nubes rosas, rayos de sol violetas o narnajas, flores, tela de peluche verde La frotamos entre las manos y sentimos su luz, calor o frescor, suavidad…
Y ahora nos vamos a dar un baño con ella. Empezamos por la cabeza. Despacio y con cariño nos frotamos el pelo, las orejas, los ojos, la nariz, los labios, las mejillas, el cuello
Si en algún momento empezamos a pensar en otra cosa que no sea lo que hacemos, nos damos cuenta y volvemos a concentrarnos en esa parte del cuerpo que frotamos con la esponja.
Suavemente, seguimos con los hombros, brazos y manos (dedo a dedo). El pecho, la tripa. Frotamos las distintas partes de nuestro cuerpo con nuestra esponja y sentimos la sensación que nos produce: nos hace cosquillas, estamos contentos, nos sentimos con más energía Cuando llegamos a los pies, frotamos cada dedo, poco a poco.
La esponja puede ir cambiando de color o textura. Sólo tenemos que estar atentos, nuestra imaginación no tiene límite.
Ahora podemos frotar cualquier parte de nuestro cuerpo libremente, porque nos gusta o quizás nos duele y la esponja nos ayuda a calmarnos y a sentirnos mejor.
Hay otras formas de jugar con la esponja:
En parejas. Una persona está sentada o tumbada, con los ojos cerrados; mientras la otra, frota entre sus manos la esponja con el deseo de que ayude el masaje a su amigo o amiga tumbado, se imagina qué le puede gustar y de qué color va a ser. Al frotar sus manos, sentirá calor entre ellas. Poco a poco irá pasando la esponja curativa por el cuerpo de su amigo o amiga y luego viceversa.
Practica todos los días, en cualquier momento y lugar. Puedes aprovechar antes de ponerte a estudiar, en el coche o autobús cuando vas al cole. Puedes hacerlo con tu mente, ni siquiera necesitas pasar de verdad la esponja por tu cuerpo. El reto es que tu mente se centre en el ejercicio. Y si te pones a pensar en otra cosa, recuerda, no te enfades ni te preocupes, alégrate de darte cuenta y vuelve al ejercicio.
Suscríbete y así aprenderás nuevos juegos. Ya estoy preparando el siguiente. unido a un cuento.
¡Ah! Importante. Cuéntame tus experiencias y comparte el vídeo para que haya muchas personas en el mundo de todas las edades y culturas que desarrollen su atención plena.
¿Te cuento un secreto? Cuantas más personas practiquemos la atención plena, más paz habrá en el mundo. La paz del mundo empieza por la paz que sintamos cada uno de nosotros.
Besos amigos y amigas atentos y despiertos.