Como ya os conté en la última entrada, llevaba tres días con contracciones y sin dormir (y según los médicos eran pródromos de parto…jaaaaaaa).
Habían parado por la mañana, y yo creía que esto no iba a tener fin, ya iba preparada para amenazar a alguien al día siguiente en monitores, para que me sacaran al alien como yo la llamaba (y es que no paraba quieta ni un segundo…).
Perooooo fue llegar mi marido de trabajar por la tarde, preguntarme como estaba y yo soltarle un “bien, se han parado otra vez” y contracción al canto para hacerme quedar mal.
Y cada vez fue a más, a las 9 de la noche no podía estarme ni sentada del dolor, ni conseguí casi cenar, pero seguían sin ser regulares… .
Decidí irme a dormir. Mi marido me dijo que dejara de obsesionarme con el tiempo entre contracción y contracción, ya que llevaba las tres últimas noches pegada al cronometro del móvil pensando que seria el día y no había pasado nada.
Esa noche, si llegue a dormir dos minutos fue mucho, así que como llevábamos varias noches moviditas, decidí irme al sofá para que mi marido por lo menos durmiera por si las moscas teníamos que salir pitando con el coche.
Y en el sofá conseguí ir durmiendo de dos minutos en dos minutos, así hasta las 5 de la mañana que llevaba ya rato un sin dormir y esta vez si, había pasado una hora y media de contracciones regulares (aunque alguna de unos 5 minutillos se escapo, pero me hice la loca).
Así que ya medio muerta-mata y con toda la calma del mundo le dije a mi marido “ahora si que nos vamos al hospital, ¡necesito que me pinchen ya!”, total, se iba a despertar rebotando y hasta al cabo de un rato no saldríamos, así que le dábamos margen a la cosa para que avanzara, y así fue… .
Sobre las 6:30 estábamos en el hospital.
Yo muy digna, decidí que aparcábamos el coche, bajaba hasta el hospital e iba hasta la zona de maternidad por mi propio pie, aunque a mitad de camino me arrepentí, por que en cada contracción parecía que acaba de salir de la guerra y me tiraba en cualquier lado, pero después de unos 10 minutos de camino (ni de broma se tarda tanto en entrar), llegamos y me hicieron pasar para revisarme.
Cuando llegue, me exploraron y me confirmaron que estaba de parto, creo que nunca hubiera podido imaginar que aquel momento al que le tenia tanto miedo, me hubiera dado tanta alegría que me dijeran esa frase.
En las clases preparto, nos habían comentado que esperaramos el máximo posible de dilatación para poner la epidural (si, tenia claro que la quería) para que no ralentizara el parto, y esa era mi idea principal.
Me dijeron que estaba dilatada de 3,5 cm, y que si quería analgesia, y yo después de tres largos días de dolores le dije “¡pinchame lo que quieras, pero que me quite este dolor!”.
Y en menos de 10 minutos ya vino la anestesista a ponerme la epidural. No me podía creer que esos dolores fueran a pasar, y aunque me dijo que no me moviera a ponermela (me moví) y casi me mata.
5 minutos después ya no me importaba nada y el dolor empezó a parar. Y yo feliz como una perdiz con mi botella de Aquarius para aguantar lo que me quedaba y pensando en dormir unas cuantas horas felizmente drogada.
Pero….paso lo que tenia que pasar con la epidural, que las contracciones empezaron a pararse, y de todo lo que había dicho que no iba a hacer en el parto, lo hice.
Como ya habían pasado un par de horas o más desde que había llegado y había dilatado muy poco, me comentaron que si quería que rompieran la bolsa para que fuera un poco más rápido y ya estaba tan harta que dije que si, pero una hora después seguía sin dilatar apenas.
Así que la doctora me comento que si quería que me pusieran oxitocina para acelerar el parto, por que si esperábamos mucho más, era probable que hasta la noche no naciera y que así vería a mi niña cuanto antes.
Sinceramente, le conteste la niña que salga cuando tenga que salir, pero yo lo que quiero es comer, así que pon lo que haga falta.
Me miro y se río, pero es que estaba muerta de hambre y encima hasta 5 horas después no podía comer, así que si no, menudo plan me esperaba.
Ahí pensé de verdad que ya iba a poder dormir un rato, pero no…cada vez que lo intentaba, entraba alguien, y cada vez que me movía, el monitor empezaba a pitar y las pulsaciones a bajar. Y yo pensaba que de nuevo la niña se me giraba y me empecé a poner nerviosa.
Lo del monitor y las pulsaciones se repitió varias veces. Preguntaba si todo estaba bien y me decían que si, que eran las correas que se movían.
Y así llegamos al mediodía, cuando vi que de repente varios médicos miraban el monitor y me decían que íbamos a la sala de partos para revisar que la niña estuviera bien.
Efectivamente lo que yo estaba escuchando es que algo estaba pasando, y es que las pulsaciones del bebe habían bajado muchísimo unas 10 veces.
Le hicieron la prueba del PH y nos dijeron que todo estaba correcto (os explicare en que consiste esta prueba en otro post).
Me dejaron ya en sala de parto, por que justamente había dilatado bastante en ese rato y como no había peligro, pero querían mantenerme vigilada, me dijeron que era mejor allí.
Y yo de nuevo intentando dormir, entré en modo Zombie por que no lo conseguía, acabe cantando canciones de Stevie Wonder (movimiento de cabeza incluido y las enfermeras mirándome raro) y por fin me dijeron que ya estaba dilatada completamente.
Así que me hicieron empujar, y en dos pujos ya se veía la cabeza, pero también se veía el por que habían bajado las pulsaciones, y es que llevaba una vuelta de cordón bastante apretada.
En ese momento, empezaron a ir por la vía rápida, para sacarla cuanto antes, pero como me dijo la doctora, era bastante grandota y no salía, así que me tuvieron que hacer una pequeña episiotomía y en dos o tres pujos más, estaba fuera.
Me la pusieron encima y recuerdo que tenia ganas de llorar, pero el sueño y el cansancio, eran tan grandes que ni podía (luego me hinche a llorar…).
Se la llevaron un momento para ver que estaba bien mientras sacaba la placenta, me la volvieron a poner encima y luego nos pasaron a una habitación donde estuvimos unas horitas pegadas la una a la otra.
Aun así, con todo lo que paso, a día de hoy puedo seguir diciendo que el momento del parto, sin duda y a pesar de todo, es la etapa que mejor he vivido de todo el embarazo.
Y realmente era una etapa a la que le tenia mucho miedo, supongo que como todas las mamis, pero era una mezcla de miedos raros, de lo que os hablare en otro post más a fondo.