El porteo me cambió la vida
Me confieso culpablede pensar de los pañuelos de porteo que eran para hippies y no sentirme lo más mínimo atraída por la idea de utilizarlos. Pensaba que era una moda que había salido y que eso no era para mí.
Pero eso fue antes. Antes de verme inmersa en el gigantesco mundo de la maternidad y sus descubrimientos para el día a día a todos los niveles y a día de hoy, un año y medio después de convertirme en mamá, puedo decir muy alegre que el porteo me cambió la vida (para bien).
Una de las cosas que más me agobió en el postparto fue las limitaciones que tenía a nivel de movilidad para absolutamente todo. Tener a la pulguita pegada las 24h del día a mí en brazos, es que no podía hacer nada! Porque si la dejaba en cualquier parte lloraba o peor aún, se despertaba.
Fue entonces cuando me empecé a informar un poquito y gracias a los cielos llegó mi cuñada con la bandolera de anillas la cual me salvó de esas limitaciones.
Al principio me costó bastante acostumbrarme porque me daba la impresión de que se me caía la niña y la iba agarrando todo el rato por encima de la tela ajjajajja.
Esta ilustración de Bettina Bexte me parece de lo más gráfica las primeras veces que una persona sin experiencia intenta portear. No hay que desanimarse, es cuestión de práctica J
Pero poco a poco fui viendo que era segurísimo y que ella realmente era donde mejor estaba. Seguíamos utilizando el carrito pero siempre con el pañuelo en la cesta y cada vez que se ponía protestona, me la colgaba y todos en paz. Que tenía hambre, me la colgaba, me la ponía a la teta y todos en paz. Que tenía sueño, me la colgaba, se dormía y todos en paz. Pensándolo realmente, creo que ha sido beneficioso para todos porque los gritos que pegaba eran inversamente proporcionales a su tamaño y diré que era (y es) una niña bastante pequeñita.
El porteo también ha ayudado mucho las épocas de recién nacida con gasecitos y de no querer dormir ya que era meterla en el saquito y mejorar al instante.
Cuando se hizo un poquito más grande, utilicé también un mei tai precioso (gracias a mi cuñada otra vez), que me ha resultado la repera porque aunque la bandolera me encanta, el mei tai reparte mejor el peso y se carga mucho menos la espalda.
Y ahora que es más grandecita con 17 meses (pero peso y tamaño de 12), utilizamos mochila ergonómica (por supuesto, una vez más, gracias a Susana :P) que igual que el mei tai también reparte mejor el peso y con el refuezo de la cadera reduce la carga considerablemente y estamos encantadísimos. Y digo estamos, porque el porteo no ha sido ni es algo exclusivo mío, el papi también ha porteado bastante, lo que pasa es que él se apaña mejor con el carro porque tiene las espaldas más anchas y la niña va algo apachurrada xD.
De cualquier forma, aunque ahora utilizamos más la mochila, no he dejado de utilizar ninguno de los otros dos métodos sobre todo en casa o cuando voy a buscarla a la guarde desde el trabajo y no puedo llevar el carrito. Ella sigue estando encantada y la verdad, yo más.
Quiero hacer especial incapié en que no todo vale para portear igual que no se puede coger al bebé de cualquier forma. Hay que escoger bien el método que mejor se adapta a nosotros y una vez escogido, buscar el portabebés adecuado. No hacerlo podría traer consecuencias bastante malas tanto para nosotros como para nuestros peques.
Profundizaré en esto en el próximo post contando las diferencias entre los portabebés ergonómicos y los que no lo son, por lo que si os interesa os invito a pasar por aquí de nuevo la semana que viene.
A mí el porteo me cambió la vida. ¿A alguien más?
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