Todos sabemos que el acto de llorar es una vía de escape necesaria para cualquier ser humano. Cuando lloramos no sólo dejamos que fluyan nuestras emociones, sino que nos sentimos aliviados y hasta consolados, aunque lo hagamos en la más plena soledad. En definitiva, el simple hecho de llorar es positivo y saludable. Ahora bien, cuando los bebés lloran y lloran y lloran sin parar, estamos hablando de algo diferente. Quizá haya que pasar a la acción. Ya conocéis los primeros pasos para calmar el llanto y comprobar su origen: ver si tienen hambre, si tienen sueño , si tienen frío o calor o bien si se han mojado el pañal. Pasados estos trámites, tocará calmarles de verdad, pues lloran por cualquier otro estímulo que se nos escapa como adultos. Su vía de comunicación hasta que se constituya el habla va a ser ésta, el lloro. ¡Bienvenidos a decibelios de amor!
La teoría es siempre más bonita que la práctica y también más fácil. Por ello, muchos expertos sostienen que hay que dejar que lloren hasta que se cansen pues por alguna razón lo harán. Si vosotros sois de esos padres hiperpacientes, es siempre vuestra decisión respetable y legítima. Si, por el contrario, sois de los que preferís acudir a los viejos trucos de la abuela, éste es vuestro post. Vamos a repasar algunas de toda la vida.
-El primero de ellos consiste en los siempre socorridos y efectivos masajes. Los masajes relajan a la par que estimulan. Aunque suene contradictorio es así. Con un aceite relajante para bebés o una crema apta para pieles hipersensibles masajearemos al bebé en sus diferentes partes del cuerpo. Movimientos circulares y cambiantes harán que tu bebé se distraiga con la maravillosa sensación de confort y por lo tanto se relajen y acaben dejando de llorar.
-Si este truco no te funciona, prueba con música clásica. Si, si, como lees. Está comprobado que a muchos bebés les relaja y distrae a la par. Prueba con piezas de piano, que suele ser muy relajante y evocador. Si no, con el violín, guitarra...el caso es darle a tu bebé la oportunidad de dejar de llorar por sí mismo y mediante un método fácil y sencillo para ti.
-Si das el pecho a demanda, un truco de la abuela es colocarles el pezón para que chupen y se distraigan. El sustituto de esto, un poco más tarde en muchos casos sería el chupete. Hay algunos detractores en este sentido y es que, si tu bebé ha dejado la lactancia materna, para muchos es una forma de que nunca se desenganche. Como os digo siempre, hay casi tantas escuelas de crianza como padres, vosotros decidís lo que es mejor para vuestros bebés.
-Los sonidos rítmicos como los latidos de tu corazón pueden aliviar a tu bebé. Póntelo muy cerquita del pecho y espera a que identifique tus latidos. Será una preciosa forma de calmar su llanto favoreciendo el apego.
-El aire. Para algunos bebés, la mejor forma de calmarse es saliendo a tomar aire. No tiene por qué ser en la calle, con salir a una terraza o balcón, bien abrigadito, será suficiente. Mediante paseos acompasados (hacia delante y hacia atrás) puedes hacer que deje de llorar.
-El ruido. Al igual que para algunos bebés la música clásica y pausada puede ser un alivio en sí mismo, a otros sólo les apaciguará el ruido. Los coches, las luces, la gente, los gritos...Si, ¡para gustos los colores!
-Quiero acabar con 2 trucos que me encantan por lo originales y efectivos que parecen. El primero es un viejo consejo del canal de padres. El del secador para calmar el llanto. ¿Lo conocéis? Y mejor aún: ¿os atrevéis a probarlo?
-Y para terminar, el plato fuerte que hasta recogió el Huffington post en un artículo que se convirtió en viral. Se trata del método del Doctor Hamilton consistente en sujetar al bebé con una mano por los bracitos y la barbilla de éste, mientras que sostiene con su otra mano el trasero del pequeño. A su vez, coloca al bebé en un ángulo de 45 grados y comienza a mecerlo suavemente. Si os cuesta imaginaros esto, es mejor que lo veáis en el vídeo. ¡Es una pasada, casi mágico!
¿Vais a probar alguno de estos trucos? ¿Os animáis a compartir los vuestros?