Si ya tienes todo bajo control y aún así tu pequeño no deja de llorar, entonces se siente mal y podrían ser cólicos.
Pero, ¿cómo saber si mi bebé tiene cólicos?
Primero, calma porque son súper comunes. Se calcula que 4 de cada 10 bebés, especialmente en los primeros tres meses de vida, padrecen cólicos, de acuerdo con la National Library of Medicine.
Segundo, ya pasarán. Según Kids Health, los cólicos generalmente desaparecen antes de que el bebé cumpla tres o cuatro meses y, en general, alcanzan su nivel máximo entre seis y ocho semanas.
Ya sé, no es gran consuelo, pero considera que identificarlos es un buen primer paso para remediarlos.
(Por cierto, recuerda que tenemos esta otra guía en la que te explicamos cómo prevenir los cólicos del bebé.)
Por último, presta atención, porque te diremos cuáles son esas siete señales que indican que, sí, tu bebé llora por cólicos y no por otra cosa:
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1. Lloran a la misma hora todos los días.
La mayoría de los bebés con cólicos lloran en la tarde o en la noche todos los días.
Si es posible, trata de registrar los llantos de tu bebé en un diario y observa si hay un patrón.
2. Los períodos de llanto duran alrededor de tres horas.
A esto le llaman "regla de los tres": llanto de tres horas o más durante tres días consecutivos o más.
3. Frecuentemente se presentan a las tres semanas de edad o más.
Otra vez ese número mágico.
En bebés mucho mayores o mucho más pequeños, el llanto excesivo es probablemente un signo de otra cosa.
4. Está más cerca de gritar que de llorar.
Su llanto no será un simple alboroto. Médicos explican el sonido es más cercano al de un grito que al del llanto y sí, es terrible y una le parte el corazón.
5. Tensan sus músculos cuando lloran.
Ojo aquí: si tu bebé muestra signos de tensión muscular al llorar, como puños cerrados, piernas encorvadas u ojos cerrados, es casi seguro que son cólicos.
6. Son inconsolables durante los períodos de llanto.
No importa lo que hagas: amamanta, acurrúcate, envuélveles un biberón, es probable que no puedas calmar a tu bebé hasta que el dolor pase.
7. Gases, mayores desechos y rejurgitamientos frecuentes
Si tu bebé parece más gaseoso de lo normal, necesita más cambios de pañales de lo usual y rejurgita mucho después de las comidas, son cólicos, no hay pierde.
Ahora que lo sabes, al menos pueden estar más tranquilos. Hay tratamientos y consejos que ayudan a que la criatura la pase lo menos mal posible.
Es indispensable que acudas al médico o contactes al pediatra para que te dé la solución adecuada.
Mientras tanto, sean fuertes. Lo más difícil todavía está por venir.