Algunos bebés sufren cólicos continuos después de la lactancia. Ocurre en uno de cada cinco bebés, pero, ¿sabes cómo detectarlo? El signo más evidente es que nuestro bebé llora sin parar. Si al menos durante tres días seguidos nuestro pequeño lloras alrededor de tres horas diarias, puede que sufra cólicos. También podemos detectar si el bebé está sufriendo un cólico si su llanto se parece a un grito doloroso, sobre todo cuando aumenta por las tardes, es una señal inequívoca.
Si durante los llantos se pone colorado, agita los brazos y flexiona las piernas hacia el estómago, nos está indicando a su manera lo que ocurre. Puede que incluso vomite o tenga fiebre y seguramente retire la cara cuando le intentes dar de comer. Si es así, debemos aliviarle enseguida.
Cuando nuestro pequeño sufra estos cólicos lo mejor que podemos hacer es masajearle suavemente la tripa. Mantén al niño tumbado boca abajo, apoya los pulgares en su ombligo y hazle pequeños masajes que alivien su dolor. También funciona intentar darle un paseo, en brazos o en el cochecito. El traqueteo del movimiento le aliviará. Por último, puedes optar por darle el chupete para que se relaje. Morder la tetina aliviará bastante su tensión.
Los cólicos suelen aparecer en las primeras tres semanas de vida y no desaparecen hasta que el bebé cumple tres meses, aproximadamente. Son momentos duros en los que verás a tu pequeño sufrir, pero debemos recordar que somos los únicos que podemos ayudarle.
¿Sufre cólicos tu bebé?
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