Vamos a por la segunda entrada con más ilusión todavía que en la primera.
Hoy os voy a hablar de cómo interpretar esos pequeños gestos que comienza a hacer nuestro bebé cuando está incómodo por gases.
Tenemos la falsa creencia de que los cólicos aparecen de un día para otro. Esto no es cierto en absoluto en el caso de los bebés. El bebé llevará días sintiéndose molesto por los gases cuando comiencen los llantos inconsolables. Yo siempre digo a mis mamis que tienen a sus bebés infravalorados. La capacidad de aguante que tiene un bebé es enorme y cuando los llantos comienzan (hablamos de llantos producidos por los gases) será porque nuestro bebé ha llegado al límite de su resistencia.
Quiero recordaros que el cólico del lactante es un dolor fuerte que tiene vuestro bebé ocasionado por el cúmulo de gases en su tripa. Antes de llegar a tener el cólico, muchos bebés pasan días con molestias por los gases, pero sin que exista ese dolor tan agudo. Con el paso de los días esas molestias pasan a ser cólicos porque los gases se han ido acumulando hasta prácticamente colapsar la tripita del bebé y ya no puede más.
Pero podemos intuir que a nuestro bebé se le empiezan acumular los gases y empieza a estar molesto interpretando su lenguaje corporal, sus gestos, sus ruidos,?
Los bebés que empiezan a notar una presión en el abdomen como consecuencia de los gases son bebés que mueven mucho las piernas, y el culete (como si se intentaran ahuecarse). Suelen poner la tripa en tensión (siempre que la tocamos está demasiado dura) y hacen ruiditos con la garganta de manera frecuente. Tu bebé puede presentar alguno de estos signos o todos.
¿Qué le pasa a mi bebé si hace todas o algunas de éstas cosas?
- Al mover las piernas de manera rápida y descoordinada (no me refiero a cuando se ponen tiesos como un palo) generan un movimiento en la tripa que los calma en el momento. El problema está en que ese vaivén genera a la larga más gases, porque conlleva una contracción y relajación repetidas de la musculatura que se traduce en la formación de más aire en la tripa.
- Mueven el culete sobre todo cuando notan que tienen el gas a punto de salir. Los bebés no saben que tienen que hacer fuerza con la tripa dirigiéndola hacia el culete para expulsar el gas. Por eso, mueven el culete de manera nerviosa y hay veces que surte efecto y el gas sale (pura coincidencia).
- La tripa la ponen dura porque notan que tienen presión. Cuando un bebé nota que tiene mucha presión en la tripa por los gases acumulados su reflejo es el de hacer fuerza para eliminar esa presión. El problema está en que la fuerza que hacen es hacia arriba (hacia el techo si están tumbados boca arriba), y ya sabemos que esta fuerza es ineficaz, ya que la fuerza tienen que dirigirla hacia el culete, pero ellos no saben cómo hacerlo. Además, al mantener la tripa en tensión durante tanto tiempo (hay bebés que pueden estar haciendo fuerza durante horas), se generan espasmos en la musculatura del intestino, lo que les provoca más dolor. Esta tensión abdominal hace que no estén relajados y que por tanto el esfínter del culete se cierre, dificultando más si cabe la salida de los gases.
- Los ruiditos que hacen con la garganta se deben a la fuerza que generan al apretar. Aquí les viene al pelo el dicho de que ?se les va la fuerza por la boca? porque, aunque nos pensemos que están haciendo una fuerza tremenda, no es real. Hacen mucho ruido con la garganta, pero poca fuerza eficaz con la tripa.
- Hay muchos bebés que adquieren una posición de defensa con los bracitos doblados en el pecho y los puños cerrados, como queriéndose proteger la tripa (aunque los brazos no estén en la tripa porque obviamente no les llegan).
- Son bebés que no duermen plácidamente porque están en una lucha constante contra los gases que notan.
Ahora tenemos que pensar que todos estos esfuerzos los está haciendo nuestro bebé que tiene días. ¿Os habéis planteado la cantidad de fuerza y energía que pierden vuestros bebés intentando expulsar los gases de su tripa? Y, mucho peor, ¿os habéis planteado lo frustrante que tiene que ser para vuestro bebé estar así horas y horas y no notar mejoría ninguna?
Van pasando los días y los gases se van acumulando. El bebé acumula más gases de los que es capaz de expulsar. Al dolor que empiezan a provocarle los gases se le une la frustración de estar ?luchando? contra esos gases sin conseguir aliviarse.
Llegados a este punto tenemos una caja de pandora a punto de estallar.
Nuestro bebé empieza a estar muy irascible y empezamos a notar que cada vez llora más, pensamos que se queda con hambre, acortamos las tomas, pero sigue llorando más, y? acabamos de entrar en el temido círculo de los cólicos del lactante.
En la próxima entrada, hablaremos de cómo prevenir que nuestro bebé llegue a tener cólico y de cómo actuar en caso de que ya lo tenga.
Mientras tanto, no dudéis en hacernos llegar cualquier pregunta que tengáis y de poneros en manos de profesionales que ayuden a vuestro bebé si creéis que ya tiene cólicos.
Muchas gracias a los que sacáis un huequito para informaros acerca de lo que puede estar pasándole a vuestro bebé. Con el paso del tiempo os lo agradecerá.
Y muchas gracias a todos los que me habéis hecho llegar vuestros comentarios positivos en relación a la primera entrada.
A seguir siendo unas supermamis!
Irene B. Sánchez Parra
Fisioterapeuta y osteópata
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