Convertirme en mamá ha sido el mayor de mis emprendimientos, en el que apuesto y aprendo constantemente inspirada en mis hijos. Para criarlos, cuidarlos y apoyarlos, en cada una de sus etapas de su vida.
La maternidad nos invita a revisar y establecer prioridades, algunas serán cambiadas o sencillamente adaptadas para atender las necesidades de nuestros hijos especialmente en la infancia, período crucial en las etapas de su desarrollo.
En mi caso, antes de ser madre desarrollaba proyectos organizacionales en el área de recursos humanos y era muy independiente. En esa época comentaba que cuando llegaran los niños continuaría realizando trabajos desde la oficina, pensaba modificar algunos horarios, sin saber que tendría un embarazo de alto riesgo con mi hijo mayor y que nacería con varios aspectos médicos, que al día de hoy todavía requieren de atención y menos esperaba que cuando él tuviera un año y un mes, estaría embarazada de mi segundo niño.
Sin lugar a dudas, planificamos y las realidades nos enfrentan con situaciones que no teníamos previstas, para enseñarnos que podemos llegar a ser más flexibles de lo que creíamos y la creatividad aflora, para poder adaptarnos y atravesar los cambios un día a la vez.
Luego de tener a mis hijos, me di cuenta que quiero pasar tiempo con ellos inicialmente por lo requieren, en especial el mayor que tiene la condición del autismo y porque, descubrí en el emprendimiento la oportunidad de crear, poner en marcha ideas que pueden ser útiles y productivas, para desarrollarlas en el tiempo que dispongo.
El emprendimiento no es más fácil cuando eres madre, porque tienes que aprender a organizarte y hacer que la familia comprenda que aun cuando te tienen en casa estás trabajando, por lo que requieres tiempo y concentración para avanzar, tema que se hace complejo cuando tu negocio comienza y no genera los ingresos que tenías antes de emprender. Además, tus hijos te ven y quieren jugar o por ejemplo, les interesa conversar con tus clientes cuando estás haciendo llamadas de trabajo… y en varios momentos, tienes que interrumpir la jornada porque debes atender actividades del hogar.
En mi caso, ha sido una experiencia retadora y enriquecedora a la vez, porque mi emprendimiento de maternidad ha requerido que me forme en un área que desconocía, desarrolle competencias y adquiera conocimientos diferentes para relacionarme con personas o situaciones a las que todavía aprendo a adaptarme. Lo que sí puedo decir, es que estoy tan motivada e identificada con lo que hago luego de convertirme en mamá, tanto en el área digital, comunicaciones y con mi Asociación Civil sin fines de lucro para empoderar a madres de niños con discapacidad, que no lo cambiaría por nada, lo único que sería genial es tener un par de horas más al día.
Lislet Núñez
Directora y editora de Mischiquiticos.com