Por lo que esto sera una tarea muy complicada, pero con mucho esfuerzo y constancia, se puede lograr. ¡Incluso con los niños más 'rebeldes'!
Partiendo de la base de que cada familia y cada niño es un universo diferente por entender, con necesidades específicas, lo cierto es que los padres, en ocasiones, cometen pequeños errores en la educación de sus hijos y éstos, si no son pulidos con el tiempo, pueden convertirse en daños a largo plazo. Vamos a repasar algunos de ellos.
Esperar de ellos una actitud pasiva
Es uno de los grandes errores que, según expertos infantiles, cometen los progenitores. A menudo, ante situaciones de tensión o conflicto, los padres se limitan a reprender y castigar a los hijos, dejando clara su posición autoritaria y de superioridad.Esto, no es malo en sí, sencillamente hay que completarlo con un diálogo posterior en el que padre e hijo lleguen a un pacto. El trato ha de consistir en evitar, de nuevo ése comportamiento negativo del niño, haciéndole entender que ha de participar activamente en el proceso de ‘cambio’. Si se regaña o castiga y no se da un paso más, el hijo tenderá a verse como la víctima y creerá en su derecho a seguir actuando así. La pasividad no es aconsejable.
Darles siempre la razón, cuando tengan problemas
A todos los padres les apena ver cómo sus hijos atraviesan situaciones difíciles y dolorosas. Más aún cuando éstos no las han originado y, sin ninguna responsabilidad o culpa, pero aún así les afectan directamente.Una actitud muy común de los progenitores, cuando sus niños están en esta situación, es la de mimar a los hijos y darles la razón en todo.
Esto resulta contraproducente, pues el hijo tenderá a creer que los padres siempre van a estar ahí para ‘sacarle de apuros’ e incluso, cuando se vaya haciendo mayor continuará dependiendo de ellos sin comenzar un proceso independiente de autonomía. Lo ideal es, mostrarle al hijo que estas ahí, pero que los problemas no sólo forman parte de la vida, sino que nos ayudan a madurar y ser mejores personas.
Dar información es mejor que brindar consejos
Hay que dejar claro que si un hijo pide consejo a sus padres en relación a algún tema, hay que brindárselo. Siempre es una garantía de confianza entre padres e hijos, que existan conversaciones donde se intercambien percepciones y consejos. Pero, por lo visto, es mucho más útil dar información neutral sobre el tema, sin intentar condicionar el punto de vista del niño.Esto, claramente, es aplicable a niños de cierta edad, no bebés o niños pequeños que aún no pueden emitir juicios, por pequeños que sea, hacia situaciones concretas. Darle a los niños datos e informaciones lo más objetivas posibles, son herramientas de lo más útiles para que ellos sepan cómo actuar. Se traduciría en algo así como ‘orientar, no presionar’.
No a los eufemismos o tabús
A ciertas edades, va a ser de lo más frecuente que los niños pregunten a cerca de todo aquello que les inquieta o preocupa. La señal que da lugar a este proceso de dudas y preguntas serán los cambios que se van a ir dando en sus cuerpos. Esto es, a partir de los nueve o diez años, con la llegada de la pubertad, síntoma inequívoco de que tus pequeños están dejando de serlo.Un error muy recurrente es el afán de muchos padres en evitar y obviar ciertos temas, como es el caso del sexo, bien porque se sienten ‘desarmados’ para responder a ellos convenientemente o simplemente no desean que sus hijos los sepan ‘todavía’ y pierdan ésa inocencia que les caracteriza.
Hay que ser valientes y hablar sin tapujos ni eufemismos. Pues, según los expertos esto sólo confunde más al pequeño, ya que, aunque en casa 'no se entere de nada', en su entorno y vida diaria lo acabará haciendo y se sentirá engañado por ustedes, además de confuso.
Para los niños, los padres son los principales referentes. Son emisores de normas, creadores de los valores éticos que reciben, y también sus mejores confidentes y las personas que más profundamente les conocen. La educación se recibe eminentemente en el hogar, y por ello es importante tener en cuenta que, evitando errores de este tipo, sus niños serán todavía, mejores personas.
Agradecimientos: a Alfonso Fouce y Marc Giner, psicólogos infantiles.