Las "escapadas" es lo que se conoce como realizar un viaje corto en el tiempo, aprovechando fines de semana, festivos o puentes, normalmente a un lugar relativamente cercano a donde vives, para desconectar de la rutina y disfrutar de tu tiempo libre sin demasiado esfuerzo. Y las escapadas familiares son lo mismo, pero con tus hijos, como no podía ser de otra manera.
A nosotros nos gustan mucho realizar este tipo de escapadas por muchos motivos: porque se pueden dar manera más frecuente, porque su coste es menor que un viaje grande, porque requieren menos logística organizativa y porque no generamos demasiadas expectativas más allá de disfrutar juntos sin horarios ni obligaciones que cumplir.
No te voy a negar que si me dices que me regalas una semana en NY con toda la troupe allá que nos vamos, pero dado que lo difícil en nuestro caso es poder realizar un viaje grande, y de hecho hasta ahora como familia no hemos podido materializarlo, estas escapadas son un auténtico soplo de aire fresco que encajan perfectamente con algo en lo que creo firmamente: disfrutar de las pequeñas cosas que la vida nos ofrece.
Por eso, con la compra de sus juguetes del 1 al 20 de diciembre, Imaginarium regala experiencias, para aportar a los niños la oportunidad del juego real, dar valor al tiempo en familia y proponer actividades que permitan disfrutar más allá de los juguetes. A veces necesitamos una excusa, un empujó para salir de casa, de la rutina, y ésta es la excusa perfecta.
Mis peques ya han hecho su carta a los Reyes Magos, los mayores, porque el bebé de momento se conforma con lo que le cae (pero ya estoy yo ahí para "elegir por él"), y les ha costado porque con el "me pido esto, y esto, y esto" casi es más fácil que digan lo que no quieren, sobre todo mi niña, que se llevaría el catálogo entero si la dejo.
Nosotros nos hemos escapado a la preciosa ciudad de Córdoba, a la que yo solo había ido una vez por placer, varias por trabajo y ninguna en familia, gracias a que Imaginarium nos regaló una estancia para toda la familia. La idea, #vuelveajugar, trata de volver a jugar para divertirse, más, volver al tiempo en familia, ese que las tecnologías como buenos ladrones de tiempo nos roban. Volver a jugar como concepto simple de disfrutar del juego real, de saltar, correr, trepar, hacer amigos, conocer lugares nuevos, realizar actividades que no se pueden materializar en casa, y que para la familia sea una experiencia única y el mejor recuerdo de un momento vivido.
Tras valorar varios destinos elegimos Córdoba capital y el Soho Boutique Capuchinos, un pequeño hotel en el centro histórico histórico de la ciudad, que nos permitía ir caminando a los lugares de interés. El hotel es de inspiración moderna, pequeño pero coqueto y con una atención estupenda, donde nos encontramos una amplia habitación con cama grande y sofá cama de dos plazas. Estuvimos muy cómodos, el desayuno buffet fue exquisito y los niños encantados, no se por qué pero les mola mucho esto de dormir en hoteles, me han salido de gustos finos.
Fuimos entre semana porque en fin de semana por el trabajo de papá no podía ser, llegamos miércoles a mediodía y tras desembarcar y descansar un poco decididmos ir a pasear por la plaza de las Tendillas, donde había un mercado navideño, la Avd. Gran Capitán en la que nos encontramos el concurso de roscón de reyes (que invitaban a probar pero había demasiada cola), visitamos los puestos de la feria del libro, merendamos chocolate con churros y aprovechamos que en el centro cultural había un concierto de piano y violonchelo para disfrutarlo mi mayor y yo.
Paseando y dejándonos llevar por las calles acabamos bajando la judería, por la Mezquita preciosa iluminada de noche, hasta el Puente Romano, porque los monumentos también se disfrutan de noche, por lo que la jornada fue muy entretenida.
Al día siguiente el plan era salir temprano y hacer turismo cultural así que tras desayunar y recoger el equipaje (lo justo para dos días) volvimos a echarnos a la calle a caminar. Visitamos el Templo Romano, el Museo Arqueológico, la Mezquita, bajamos de nuevo hasta el Puente Romano y de allí fuimos hasta el Alcázar de los Reyes donde descansamos en sus preciosos jardines, rematando la jornada comiendo en un bar de tapas del emblemático barrio de La Judería y visitando un museo dedicado a La Inquisición, muy curioso y digno de ver.
No era un plan específico para niños pero a mis hijos les gusta mucho pasear y visitar lugares, al mayor sobre todo le interesa todo lo que le aporte información cultural y disfrutó muchísimo por ejemplo de la visita al Museo Arqueológico. La verdad es que fue una jornada agotadora porque estuvimos muchas horas en la calle caminando, pero lo disfrutamos muchísimo, hicimos muchas fotos que serán el mejor testigo del momento para el recuerdo, y me quedo con la respuesta de mi hija cuando en el viaje de vuelta le pregunté si le había gustado el viaje y me dijo "mamá, no me ha gustado, ¡me ha encantado!"