Al unir sus vidas en concubinato, matrimonio civil y/o eclesiástico, dicha actividad no pierde valor. Se unen a los demás familiares de los cuales ya existe el vínculo de “familia política”y demás amigos. Es una actividad sana, con su dimes y diretes, altas y bajas, originalidades o no.
Pero ciertamente que la playa aumenta el vínculo entre los novios y sus familiares, ya que pasan de la constante y prodigiosa MenteUrbanaa una mente relajada que se lleva las penas, solaza al alma, muestra el cómo se es realmente (física y actitudinalmente) y recrea, además de una recarga de las baterías anímicas que pocas veces se puede encontrar.
Y esta tradición en la playa, continúa
Llega el tiempo del primer bebé de la pareja. Toda la emoción que esto conlleva a la par de muchas responsabilidades. Y una de las actividades con las que se les quiere dar la bienvenida a todos los parabienes naturales del mundo, es llevándole a la playa.El mar ante los ojos de un bebé, es más grande y hermoso. El orgullo de sus jóvenes padres es inmenso (acompañado de algunos pequeños focos de nervios comprensibles).
Enseñarles a las aves que parecen acompañar a la bienvenida de las olas que vienen y van y buscan mojar al pequeño o pequeña infante, es brindarle una experiencia natural que quizá no recuerde en su conciencia, pero estamos seguros de que le acompañará en su historia de vida, ligada a este acto de amor.
Abrir un agujero en la arena de la playa, llenarlo con agua de mare y sentar al bebé en su propio chapoteadero, mientras juega con o sin juguetes, es un momento delicioso que los padres más modernos capturan con una foto, pero que los padres más tradicionalistas, graban en su mente y corazón.
Y los demás familiares
El acto se repite con la llegada de otro u otras bebés. La familia crece y en los viajes a la playa, los abuelos, tíos y primos quieren ser copartícipes de la diversión.Algunos cocinan, otros simplemente se sientan o acuestan a disfrutar del sol y del divino sabor marino que la playa les trae.
Nadar es un juego de experiencias. Incluso los que no nadan, buscan flotar o ser copartícipes del entretenimiento. En el mar no hay forma de estar aburrido.
Todas las familias están en el derecho y el deber del sano esparcimiento en la playa. Que las actividades que alientan a su MenteUrbanay su día a día, no les cohíban o retraigan de liberarse un poco, reencontrarse a sí mismos, ser más fuertes como pareja, afianzar al amor y los vínculos, disfrutar del valor de la amistad.
Y mientras cuidemos a las playas estando o no en ellas, de seguro tendremos de por vida y dejaremos como herencia, lo sano y enriquecedor de una experiencia ante el mar, disfrutando de la playa y sus múltiples bondades.
Este es un buen momento para que planeen su próxima excursión a la playa, en pareja, en familia.