La receta de galletas es muy sencilla, y antes de que me lo preguntéis: sí, se puede sustituir la leche materna por cualquier otra bebida vegetal en el caso que el niñ@ ya pueda tomarlas.
Hemos usado estos 4 ingredientes: leche materna, copos de avena, plátanos y dátiles.
De hecho, podéis poner lo que queráis, siempre manteniendo el ingrediente líquido y algo sólido como la aveno o cualquier otro tipo de cereal o harinas. Para darle el toque dulzón podéis usar la fruta que tengáis en la nevera como peras o arándanos. Incluso podéis darle un pequeño toque de canela.
Las cantidades, como decían las abuelas «la que te pida». El objetivo es que te quede una masa que te permita hacer unas galletas con un poco de forma. En mi caso, marcaba la cantidad, la leche que tenía descongelada (150ml), y pusimos aproximadamente dos plátanos pequeños, y unas 10 cucharadas soperas de avena. Es una aproximación, ya que como os digo es ir añadiendo y mezclando.
Si decidís poner los copos de avena enteros (también podéis triturarlos) os recomiendo que una vez tengáis la mezcla la dejéis reposar para que quede más uniforme.
Después únicamente tenéis que ponerlo en el horno precalentado entre 180/200 grados, arriba y abajo durante unos 20/30 minutos dependiendo del horno. Sacarlas cuando empiecen a estar doraditas por los costados. A nosotros se nos quemaron un poco ya que nos despistamos con la cena, así que tendremos que recortar los costados. Valentina se puso muy contenta pensando que a las galletas les había salido chocolate…
¿Os animáis a hacer las vuestras? Tengo pendiente hacerle helado porque la pobre siempre que nos ve comiendo se le van los ojos, así que ya os contaré.