Hace unos días, mientras esperábamos el inicio de una reunión de trabajo, intercambiábamos nuestras ideas personales para afrontar productivamente este año que recién comienza y fuimos acercándonos a una conclusión informal, pero muy concreta: Parece que las actuales circunstancias han venido marcando nuestros quehaceres profesionales de manera muy particular, y que vamos teniendo la necesidad de responder a tópicos y problemas muy específicos que, quizás en otro momento de nuestra historia, no eran tan necesarios atender. La pregunta no esperó:
¿Y la consulta? ¿Cómo han cambiado las necesidades de tus familias? ¿Pasa lo mismo en psicología infantil? ¿Cómo están creciendo nuestros niños?
Sin ninguna duda. La consulta trae consigo nuevas demandas. Nuestras familias han cambiado en estructura, en dinámica…en esencia. La crianza en Venezuela es un fenómeno de características propias.
Pero confieso que luego de responder, y aunque la reunión ya había comenzado, me quedé pensando. Esa misma noche me animé a definir cuáles podrían ser los retos cotidianos de nuestro trabajo, como un ejercicio aparentemente simple, que nos podría servir para ir definiendo líneas de estudio e intervención psicológica, en una sociedad que se mantiene en constante movimiento y para una niñez que se desarrolla en ella.
Comprender que nuestros niños son personas. Cabalmente. Que registran el mundo exterior: miran, oyen, entienden. Que desarrollan desde muy pequeños su propia realidad interior, particular y valiosa. Que sienten emociones que debemos escuchar con todos nuestros sentidos. Y que frente a nuevas situaciones y problemas, tienen ideas y van elaborando conceptos que debemos tratar de comprender y respetar. Seres emocionalmente activos e intelectualmente mucho más capaces de lo que creemos. Estas son ideas que últimamente se venden en el marco de la Crianza Respetuosa tan en boga, pero que en realidad, corresponde a un concepto mucho más clásico. El verdadero reto no es asumirlo como novedad, si no asumirlo de manera genuina, como principio orientador de la psicología infantil, no importa bajo qué escuela psicológica trabajemos.
Debemos también entender que criar supone estar dispuestos a trabajar con los padres en la revisión de lo que fueron como niños, desde su propia crianza, desde sus ideas acerca del crecer. Pero sobre todo, entender que aquella parte dolorosa de su historia, puede comprenderse, superarse y no repetirse. La psicología infantil actual tiene que levantarse sobre la capacidad de aprendizaje de los padres. El trabajo, #EsEnEquipo y supone intercalar sesiones terapéuticas para los pequeños, pero también para los grandes. Sin negar, sin reprimir, conociendo y aceptando, es posible re-interpretar experiencias, trabajar en nuevos significados, sanar y ser mejores. Si estamos bien, nuestros hijos también pueden estarlo. Hemos recopilado historias muy positivas en este sentido: #SiempreSePuedeMás.
Creo además, que es obligatorio aprender a proteger afectivamente a los niños, de la violencia, del abuso y del maltrato. Nuestra sociedad pasa por circunstancias conflictivas, que se han vuelto muy demandantes para las familias. Nosotros mismos estamos expuestos a situaciones que constantemente pueden desbordarnos. Es nuestra responsabilidad desarrollar conciencia, cuidarnos y cuidarlos: #TodoCuantoSePueda. Evitar la naturalización. Porque no: No es normal que aumente la incidencia de los gritos, el maltrato físico, el abuso emocional a nuestros pequeños. Y no debe justificarse.
Hay que rescatar la idea de que padres y cuidadores somos los primeros mediadores entre el entorno y los más pequeños. En pocas palabras, los ambientes de crianza deben estructurarse sobre parámetros de seguridad afectiva. Esto supone asumir la crianza como prioridad: #LosNiñosPrimero.
La dinámica social y laboral nos obliga con mucha frecuencia a delegar. Y hay que saber que los primeros 8-10 años de edad requieren un tipo de compañía muy especial: Ésa que se forma, que escucha, que comprende, que establece rutinas y límites de manera consistente, hasta alcanzar un marco sólido para sus emociones, conceptos y comportamientos.
Por supuesto que no está mal delegar, si procuramos hacerlo apropiadamente. Hay que ir escogiendo bien tiempos y personas que tiene acceso a la vida emocional de nuestros pequeños. No hay fórmula única, pero siempre aconsejamos comenzar con un esquema lo más simple y nutritivo posible. Y luego, ir valorando pequeños cambios y haciendo ampliaciones, hasta tejer redes familiares de crianza.
Nuestros niños están creciendo en transición: cambios de hábitos y rutinas, divorcios, despedidas, mudanzas, experiencias de migración. Hay que comprenderlo. Y sobre todo, hay que involucrarlos y darles espacios para que lo elaboren. No hablamos de sobre-exponerlos ni de entregarles más información de la que pueden procesar apropiadamente. Tampoco de dar las cosas por sentadas y no explicar. No les toca únicamente recibir las decisiones de sus mayores y seguir adelante. Los profesionales de la salud mental infantil debemos favorecer una suerte de inteligencia para el cambio: Habilidades que les sirvan para adaptarse sanamente a sus circunstancias y reducir el sufrimiento. Deberían ser parte activa del proceso. Sobre todo, desde el punto de vista emocional.
Creo que la crianza en nuestro entorno, debe orientarse muy especialmente a la formación pro-social: Mirar al otro, entender al otro, llegar a saber –desde muy pequeños- qué tenemos en común y qué nos diferencia. Hacer por el otro. La educación pro-social no sólo mejora la motivación y disposición al aprendizaje, sino que favorece el apego, facilita el sentido de pertenencia, desarrolla la empatía, fortalece los vínculos afectivos, reduce riesgos de comportamientos violentos.
Quienes encuentran gratificación en la tarea de ayudar a otro, se hace más consciente de sus capacidades y oportunidades, comprende más. De nuevo: Hay demasiada violencia en nuestros entornos. Y no es suficiente señalar lo que está mal: Hay que ser propositivos. Y es una tarea que puede asumirse desde los ambientes de crianza temprana y desde muchas áreas del quehacer social: #LaPazSeHaceTodosLosDías.
Es preciso revalorizar la cultura ¿Y qué tiene que ver con la psicología? Los niños pequeños son artistas por naturaleza. Mientras dominan la palabra, pueden tener formas muy plásticas de expresarse. Así que el juego, el arte, la lectura, las expresiones de la cultura, son caminos naturales y amables para brindarles símbolos y oportunidades que les permitan y enriquezcan su desarrollo mental integral y en positivo. #LoBonitoSana. Lo lúdico, lo placentero, el desarrollo del sentido estético puede asegurarles #RatosdeBienestar, y así, tienen valor preventivo.
La protección emocional de los más pequeños implica el examen de nuestra postura frente a los trastornos de desarrollo y la discapacidad. En estos casos, y #PorLaInclusión, proponemos una crianza compartida, un acompañamiento sostenido a padres y familiares que deben rediseñarse una nueva manera de vivir. La protección de la primera infancia, con discapacidad o retraso del desarrollo, es también un asunto de derechos humanos y, por tanto, responsabilidad de todos los actores de la sociedad. Hay que tener muy en claro que los niños con discapacidad que reciben atención y oportunidades durante la primera infancia, tienen más probabilidades de convertirse en adultos sanos y productivos. Su atención real, garantiza que puedan sobrevivir, prosperar, aprender, ser empoderados y participar. El discurso oficial ayuda efectivamente a replantearnos ideas y conceptos. Pero la acción concreta es aún muchísimo más importante: Comunicar efectivamente mensajes de inclusión y dar ejemplos. Proponemos, sobre todo, una campaña permanente en contra de la reproducción de prejuicios y del uso de etiquetas.
La protección emocional pasa también comprender y compensar algunas tendencias sociales contraproducentes para la integridad de los niños pequeños. Nos cuestionamos, por ejemplo, la publicación de escenas de su vida cotidiana más íntima.
Todo el movimiento de maternidad 3.0, ha re-valorizado la crianza en casa y en tribus de mamás o papás, pero también ha difuminado de manera preocupante los límites entre lo privado y lo público, entre lo que debería guardarse como historia personal y lo que pasa a divulgarse sin restricciones. Otro ejemplo, viene del uso de imágenes y testimonios de los niños en favor de causas sociales o políticas que puedan favorecer a grupos determinados de la opinión y vida pública. Una cosa es comprender su capacidad de tener opinión. Otra, utilizar sus voces para generar opiniones particulares, en favor de unos pocos (que además, son adultos).
A nuestro juicio, son gestos desleales con una infancia que está formándose. No hay categorías de niños ni causas que justifican los medios. La infancia es común: Tiene derechos universales y entre ellos, destaca el derecho a la protección de su vida privada e identidad.
En este mismo sentido, nos preocupa, finalmente, el uso de imágenes de niños en situación de vulnerabilidad, en medios de comunicación impresos y digitales. Fotos descarnadas de niños enfermos, desnuditos, en situaciones precarias de vida que, si bien muestran una parte de la realidad, pueden llegar al irrespeto y aún más, al amarillismo como forma más comercial de vender la noticia. Las crisis traen consigo el reto importantísimo de llamar la atención sobre los problemas, de manera absolutamente respetuosa con la infancia. Y se tiene que poder.
Fuente: Irene Ladrón de Guevara J., M.Sc.
Irene Ladrón de Guevara es mamá de dos, Licenciada en Psicología Escolar por la Universidad Central de Venezuela y Magister Scientiarum en Psicología del Desarrollo Humano, por la misma universidad. Tiene más de 20 años de experiencia en diseño y ejecución de recursos y programas para el mejoramiento de la enseñanza, atención a familias y servicios de salud integral en organizaciones sin fines de lucro, y un título de Experto Universitario en Responsabilidad Social en la UNED (España).
En redes sociales puede seguir a Irene a través de sus cuentas, en twitter: @infanciaenmas y en instagram: @iladrondeguevaraj.
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