La dermatitis atópica es una de las afecciones más comunes en los niños, de hecho es casi normal encontrarnos con niños de piel atópica. Diría que lo raro es lo contrario. Y mis tres hijos -sí, mi bebé también- se encuentran en ese cada vez más numeroso grupo.
Como mamá de niños con piel atópica agradezco enormemente que el calor se resista a abandonarnos, y es que es el frío mayor enemigo para la piel de mis hijos. Si bien en verano su piel se mantiene a tono, es empezar la época de frío y notar que comienza a resecarse y a salir los rosetones típicos del eccema atópico, sobre todo por la cara, la parte más expuesta.
En nuestro día a día los cuidados de la piel son obligados si queremos que la piel se mantenga en buenas condiciones, y por eso tenemos unos hábitos muy interiorizados. Mis hijos no se bañan todos los días, usamos el jabón justo y necesario y tras el baño toca una buena dosis de crema hidratante, eso nunca falla.
Ahora que son relativamente mayores ellos mismos son conscientes de los cuidados que deben tomar, desde que se duchan y pasan menos tiempo en remojo su piel está mucho mejor, y jamás se visten sin darse su crema, que ellos mismos se echan. Se hacen responsables de su propio cuidado, es increíble cómo aprenden a hacerlo solos cuando es tan importante para su salud.
En estos años he tenido la oportunidad de probar todo tipo de cremas y productos de cuidado. Geles y aceites de baño, emolientes, cremas hidratantes, cremas con corticoides -siempre bajo prescripción médica-, incluso la homeopatia... Y es que cuando ves que tu bebé tiene la piel llena de eccemas y a veces hasta heridas, que nada le va bien, te da igual todo mientras encuentres aquello que le calme.
Normalmente tienen la piel estable. Mi mayor siempre la tiene seca y áspera pero con los cuidados diarios se mantiene hidratada, es tan consciente de ello que no perdona no echarse su crema hidratante porque sabe que le va a picar la piel. Incluso cuando va a alguna fiesta o actividad infantil donde hay pintacaras no se deja pintar y él mismo aclara que tiene piel atópica. Mi niña sin embargo suele tener la piel bien y solo en ocasiones se le reseca más de la cuenta, pero con los cuidados habituales son las menos.
Lo peor son los brotes, que normalmente solo sufrimos en invierno, sobre todo el mayor, que es el "atópico de manual", el que tiene la piel más delicada y sus brotes son más fuertes, tanto que cuando le da al menos no va al cole porque el picor y el malestar son muy incómodos. En esos días las cremas de cuidado habitual no valen y yo intento huir de las cremas con corticoides por sus efectos sencundarios y porque no me gusta dárselos sin prescripción médica y procuramos ir al pediatra lo menos posible, aunque a veces es inevitable. Pero si puedo, de verdad que los evito.
Al menos cuento con la ventaja de tener un montón de cremas y muestras a base de gastarme mucho dinero sobre todo y de recibir muestras también, como las de Boiron. Y es que si hay una verdad absoluta en el tratamiento de la piel atópica es que no hay una crema infalible para todo el mundo, y aquí no queda otra que acertar a base de prueba-error.
Así que, como en todos estos años he probado todo tipo de productos, especialmente el primer año de vida de mi mayor, en el que ninguna crema funcionaba y llegué a estar realmente desesperada, he acumulado mucha experiencia y se cómo reaccionar cuando nos encontramos ante un brote que requiere mayores cuidados.
Espero que esa experiencia me sirva también con mi bebé, que esperaba se librara de padecer piel atópica pero ya nos ha quedado claro desde que nació que no va a ser así.
¿Tus hijos tienen piel atópica?, ¿has tenido que probar muchos remedios?, ¿cuál es el más afectivo o que mejor te ha funcionado?.