Lo que las mamás y los papás no saben
La situación es la misma: Un niño se levanta, desayuna y va al colegio, en los dos casos el niño remolonea en la cama un rato y se le vierte el zumo en la mesa cuando está desayunando.
Primer caso: Bruce
Cuando Bruce remolonea en la cama su madre utiliza frases como: “Pero venga, levántate, es que siempre haces lo mismo”.En el momento en el que se le cae el zumo la madre de Bruce le dice: “Es que no sé qué voy a hacer contigo, siempre haces lo mismo. Ahora yo tengo que limpiar lo que tú has tirado”.
Cuando Bruce está a punto de salir por la puerta la madre le dice: “El almuerzo, que te dejas el almuerzo. Si no tuvieras la cabeza encima también te la dejarías” y tras recogerlo y dirigirse a la puerta su madre por último le dice: “Pórtate bien, Bruce”
Segundo caso: David
Cuando David se despierta lo primero que escucha es a su madre diciendo “David, son las siete. ¿Te quieres levantar ahora o remoloneas 5 minutos?”. Remolonea 5 minutos y después se levanta.En el momento en el que se le cae el zumo desayunando su madre le dice: “La bayeta está aquí en la pica”. David se levanta y lo limpia.
Cuando está a punto de ir su madre le dice agitando el almuerzo en la mano: “David… El almuerzo”
Y finalmente, antes de que David saliera por la puerta su madre le dice: “Que te vaya muy bien. Hasta luego”
Comportamiento de los niños en el colegio
En el colegio se pidieron voluntarios para la fiesta de la primavera. Hubo niños que al instante levantaron la mano, otros niños que la levantaron tímidamente y por último hubo algunos que ni siquiera la levantaron.¿Cuántos Bruce o cuántos David conoces en tu vida?
El lenguaje también puede afectar a la hora de que nuestros hijos digan o no la verdad. Los niños no nacen mintiendo, dependiendo de nuestra forma de educarlos y dirigirnos a ellos podemos fomentar o no este hábito…
¿Por qué los niños mienten?
Transcripción
A veces mienten porque no se les permite decir la verdad.Willie, de cuatro años, irrumpió en la sala de estar, enojado, y se quejó a su madre: “¡Odio a la abuela!” Su madre, horrorizada, contestó: “No, no. ¡Quieres mucho a la abuela! En esta casa no odiamos. Además, te da regalos y te lleva a muchos sitios. ¿Cómo puedes decir una cosa tan horrible?”
Pero Willie insistió, “No, la odio, la odio. No quiero volver a verla”. La madre de Billie, ahora realmente disgustada, decidió usar un método educativo más drástico. Dió un cachete a Willie.
Willie, que no quería ser castigado más, cambió su tono: “Yo quiero a la abuela, mamá”, dijo. ¿Cómo respondió mamá? Ella abrazó y besó a Willie y lo elogió por ser un niño tan bueno.
¿Qué aprendió el pequeño Willie de este intercambio? Es peligroso decir la verdad, compartir tus verdaderos sentimientos con tu madre. Cuando eres sincero, eres castigado; Cuando mientes, tienes amor. La verdad duele. Mantente alejado de ella. Mamá ama a los pequeños mentirosos. A mamá le gusta escuchar sólo verdades agradables. Dile sólo lo que quiere oír, no cómo te sientes.
¿Qué podría haber respondido la madre de Willie si quería enseñar a Willie a decir la verdad?
Ella habría reconocido su disgusto: “Oh, ya no quieres a la abuela. ¿Te gustaría decirme lo que hizo la abuela que te hizo enfadar tanto?” Él pudo haber contestado, “ella trajo un regalo para el bebé, pero no para mí”.
Si queremos enseñar honestidad, entonces debemos estar preparados para escuchar verdades amargas y verdades agradables. Si los niños deben crecer honestos, no deben ser alentados a mentir acerca de sus sentimientos, ya sean agradables de escuchar, desagradables o ambivalentes.
(H.Ginott)
Con estos ejemplos ha quedado claro que debemos tener mucho cuidado y consideración con la forma de expresarnos ante nuestros hijos. Un mal comentario en un momento dado puede afectarle a su personalidad. Intenta comprender porqué tu hijo de comporta de una manera u otra, e intenta utilizar siempre frases nutritivas, que le ayuden a aprender y a crecer por sí mismo.