Pero ¿no crees que ya va siendo hora que rompamos con ese tipo de estereotipos?, le respondí yo.
Que los rompa otro, pero mi hijo no va a hacer ballet.
Sus duras palabras me entristecían.
Hacía mucho tiempo que conocía a Montse y me dolía ver que se aferrase a valores tan equivocados como estos.
No quiero que Oriol tenga que luchar constantemente para demostrarle al mundo que su afición por la danza es solo eso, una afición.
Sabía que me sería difícil abordar el tema.
Que, si no se tratase de su hijo, posiblemente no le importaría.
Pero, en este caso, le caía demasiado cerca de casa.
Y fue entonces, cuando se me ocurrió.
Esta misma historia se había repetido hacía ya 20 años.
En el poblado minero de Durham, en el Reino Unido de Margaret Thatcher.
En este caso, el pequeño se llamaba Billy, y como Oriol, lo único que quería hacer era bailar.
El entorno no se lo ponía fácil.
Su padre, minero y piquete en las huelgas que se oponían al sistema, le apuntó a clases de boxeo.
Pero a la primera que pudo, Billy colgó los guantes y se unió a las clases de ballet que también se impartían en el gimnasio.
El resto, ya lo conoces (¡o te lo puedes imaginar!).
Billy Elliot, se tuvo que enfrentar a todo tipo de estereotipos y a los obstáculos que se le iban interponiendo por el camino.
Pero, Billy estaba decidido a luchar por lo que quería.
Y por derrocar esos equivocados arquetipos.
Y yo pensé: Montse tiene que conocer el camino de Billy Elliot.
Todavía guardaba el DVD en casa.
Y un día, invitamos a Montse y Oriol a que viesen la película con nosotros.
Porque conozco el poder transformativo que una buena película puede tener.
En este caso, no me equivoqué.
Montse no solo acabó llorando como una magdalena tras la última escena (que no voy a desvelar cuál es por si no has visto la película J).
Se giró, me miró y me dijo: ¡me siento tan avergonzada!
El resto es historia.
¡Ni te imaginas lo que Oriol disfruta hoy de sus clases de ballet!
¿Para qué sirven las películas educativas?
Son muchos los que están en contra de la TV y del cine.
Es perder el tiempo innecesariamente frente a una pantalla, aseguran.
Para mí, la TV y el cine bien ejecutados, demuestran lo mucho que las historias nos pueden llegar a tocar la fibra sensible.
A pequeños y a mayores.
Siempre y cuando no se den los excesos, claro.
Las historias pueden ser altamente educativas.
No, deja que parafrasee: las historias son altamente educativas.
¡Llevamos siglos contando historias y fábulas a nuestros hijos para transmitirles un mensaje moral!
¿Por qué no hacerlo a través de la pantalla?
¿Por qué no utilizar el poder de una historia bien contada como Billy Elliot para transmitir emociones y valores positivos a nuestros hijo/as y alumno/as?
¿Por qué no utilizar esta poderosa herramienta para desarrollar la inteligencia emocional en nuestros hijo/as y alumno/as?
¿Para combatir valores que han hecho mucho daño a la humanidad hasta ahora?
¿Para ayudarles a gestionar temas que pueden ser difíciles de comprender y gestionar para una mente joven?
Temas como la homosexualidad…
La necesidad de auto superarse…
La importancia de saber gestionar la frustración…
Del esfuerzo y de la constancia…
De luchar por los sueños de uno…
De tener a personas de confianza que te apoyen…
O temas como el mal que puede hacer los estereotipos.
El formato película, además, tiene un impacto mental mucho más duradero que un texto.
Por eso, yo siempre recomiendo incorporar el cine en la enseñanza de nuestros hijo/as y alumno/as.
En las ciencias sociales, en la clase de historia o en la de idiomas.
No importa.
¿Por qué no aprovechar algunas de las maravillosas historias que se cuentan en el cine hoy en día para nuestros niño/as y adolescentes para transmitir valores tan importantes como la diversidad?
¿Por qué no abordar temas difíciles o tabús?
¿Por qué no mostrar puntos de vista distintos?
Cualquier herramienta que nos ayude a crear mejores seres humanos y a abrirles nuevas oportunidades (como Billy le abrió a Oriol) tienen gran valor en nuestra educación.
Películas para enseñar a los niños
Eduardo Manostijeras
Eduardo es un hombre creado artificialmente.Pero, Eduardo es un hombre incompleto.
Su creador muere antes de poder incorporarle las manos finales a su diseño y el pobre Edward, en lugar de manos ¡tiene tijeras!
¿Te imaginas las dificultades que eso le comporta?
¿La discriminación que sufre?
¿El distanciamiento por parte de los que le rodean?
En esta tierna película, especialmente recomendada si tu niño/a es muy tímido, el pequeño/a descubre valores tan importantes como el respeto a los demás, el amor por la diversidad, el valor de la tolerancia, la compasión y el cariño.
Babe, el cerdito valiente
Un encanto de película que, al igual que Billy Elliot, introduce al niño/a al tema de los estereotipos…Los prejuicios…
Los valores preconcebidos.
Le enseña cómo estos condicionan nuestras acciones y limitan las oportunidades que tenemos de vivir nuestra vida con alegría y con ganas de conseguir nuestros sueños.
Para los niño/as que no saben relacionarse con otros, Babe les habla de valores tan fundamentales como el respeto, la solidaridad, la amabilidad, y la justicia social.
Coco
Miguel es un niño mejicano de 12 años con un único sueño: convertirse en músico, como su ídolo, Ernesto de la Cruz.Para ello, Miguel inicia un viaje lleno de obstáculos que además le lleva a desvelar la verdad que se esconde detrás de su familia.
Miguel aprende lo importante que es confiar en sí mismo.
Tener tesón por alcanzar un sueño.
Ser honesto con uno mismo y con los demás.
Y respetar cualquier tipo de vida, sobre todo los miembros de nuestra familia y nuestro círculo social.
Cadena de favores
Trevor se ha criado con una madre desequilibrada e irresponsable.En su escuela en los suburbios de Los Ángeles domina la ley del más fuerte.
Una tarea para su clase de ciencias sociales le lleva a descubrir que sus acciones y que puede tener un impacto muy importante en mucha gente.
¿En qué consiste la tarea?
En hacer favores a los demás de manera desinteresada.
Tarea que se convierte en una cadena de favores, altruismo y generosidad.
Cadena de Favores le transmitirá valores como el amor, el respeto, la empatía y el impacto de nuestras acciones.
El club de los poetas muertos
No hace falta que te la presente.Y puede que a tu adolescente hoy le parezca un poco dramática y algo anticuada, pero te garantizo que más de una lágrima le va a caer con esta increíble historia de amistad entre un nuevo y revolucionario profesor y sus alumnos.
El club de los poetas muertos nos recuerda lo importante que es luchar por aquello que nos hace ser felices y de vivir intensamente la vida.
Si las usamos inteligentemente, el cine y la TV pueden ser herramientas valiosísimas para guiar a nuestro/as hijo/as y alumno/as.
Si te gustaría sentirte apoyado/a e informado/a en tu labor como educador/a…
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En Barcelona, días 10, 11 y 12 de julio o Madrid lis dís 27,28 y 29 de septiembre, se trata de una certificación presencial de tres días basada en el trabajo de las expertas estadounidenses en comunicación entre adultos y niños, Adele Faber y Elaine Mazlish.
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¡Hasta pronto!