Laura Baena, publicista y bimadre, es una de esas mujeres que han decidido tomar las riendas porque saben que, como líderes naturales que son, deben abrir el camino a otras.
Si te digo que formes parte del Club de Malas Madres porque es divertido, clarificador e incluso liberador, seguramente se te ocurren un par de cosas más interesantes que hacer como darte un masaje, acudir al cine para evadirte o pegarte un festín gastronómico y dar al traste, aunque sólo sea por un día, con tu operación bikini.
Pero si te digo que El Club de Malasmadres es el único lugar en el que vas a poder despacharte a gusto con tus inseguridades maternales y el único sitio en el que encontrarás mujeres a las que, como a ti, les encantan los dramas familiares con grandes dosis de ironía, fijo que mientras lees este post, ya tienes un ojo puesto en otra pestaña tecleando compulsivamente en google.
Te lo pongo más fácil; teclea “wwww.clubdelasmalasmadres.com”
¿Ya lo has hecho?
Sí, tienes razón, está lleno de tips reales sobre maternidad y apuesto lo que quieras a que de un vistazo te has sentido identificada con unos cuantos. ¿A que sí?
Pero este club es más, mucho más. Es dar el paso a comprometerse de lleno en hacer algo por lograr la conciliación, “ese cuento chino”. Ya lo sé, no es fácil. Todas tememos el día en que tenemos que decir en la empresa que estamos embarazadas y cuando llega el momento de la verdad, de decirlo por fin, tenemos la sensación de que hemos soltado una bomba de Hiroshima sobre la mesa del jefe/a.
– Que levante la mano quien no ha tenido que luchar contra viento y marea en su puesto de trabajo para demostrar que, ser madre no te convierte de repente en un profesional menos eficaz.
– Que levante la mano la que ha escuchado frases como “qué suerte tenéis las mujeres. Os quedáis embarazadas para cogeros reducción de jornada“. (Ya se sabe. Los niños los hacemos nosotras). Siendo así, ¿nos sobra testosterona en el mundo no?.
– Que levante la mano la que ha visto pasar delante de sus ojos a hombres que consiguen ascensos (aunque sean los progenitores de un equipo de fútbol)
– Que levante la mano la que tiene que hacer el pino puente cada mañana para atender a los #buenoshijos, dar la talla en el trabajo y tiene la sensación continua de que a ELLA se le exige más.
– Que levante la mano la que adora a sus hijos pero al final del día está deseando que el #buenpadre se encargue de ellos para darse una ducha sin patitos de goma pululando por la bañera…
Sí, mujeres del mundo. La vida es dura. La maternidad es dura. El trabajo es duro. La conciliación no existe. Y no, no somos superwoman. Pero atenta que tengo la receta del éxito:
Esta frase es de la protagonista de este post y a la que yo, personalmente, le debo mucho aunque ella no lo sepa. Ella, su club, su forma de pensar y de transmitir, me han dado el empujón definitivo que necesitaba para reivindicar lo que es mío sin miedo a consecuencias. Ella es la que me ha inspirado a “plantarme” y a darme cuenta de que, aunque en este triste pero amado país que es el nuestro, la maternidad se penaliza en el ámbito laboral, YO SOY MÁS FUERTE.
– Porque soy una profesional
– Porque me he formado y no tengo que pedir disculpas por ello
– Porque yo sí puedo hacer varias cosas a la vez. Además bien.
– Porque soy inconformista. Porque quiero más. Porque me merezco más.
Sé lo que estás pensando. “Esta chica no tiene abuela”. Tienes razón. Pero ¿sabes qué?, por fin me he dado cuenta de que, honestamente, lo valemos. Y no, no tengo porqué renunciar nada.
A estas alturas de la película seguramente ya conozcas a Silvia Moreno. Ella y sus Cenas adivina son la otra parte de este post. La conocí en Punto Mom y le costó exactamente dos caladas de cigarrillo convencerme para que grabáramos una de sus maravillosas cenas. Sólo puse una condición: Que fuera la de Laura Baena. Malamadre Jefa “in person”.
Silvia me dijo que quería aprender. Por eso, ella y su marido Íñigo decidieron abrir las puertas de su casa para recibir a un “experto” que hablara, en un ambiente distendido y relajado, sobre un tema que domina ante un grupo reducido de personas con las mismas ganas de aprender que ella. ¿Es o no es para quererla?
Y eso me hizo pensar. Admiro a los que saben mucho de un tema, claro que sí, pero admiro tanto o más a aquéllos que quieren saber. Esa es la actitud inconformista que me seduce.
La cena estuvo repleta de “caídas” de Laura. Frases lapidarias una detrás de otra con las que todas nos sentimos identificadas 100 %. ¿Es o no es cierto que las mujeres tenemos unas expectativas altísimas de la maternidad y luego nos damos de bruces con la realidad? Yo la primera.
Una vez más. No somos Superwoman (repítelo como un mantra hasta interiorizarlo).
– No pasa nada porque no seamos esas madres perfectas que llevan merienda en la mochila para medio vecindario.
– No pasa nada porque se nos olvide el baby y nos demos cuenta a media mañana.
– No pasa nada por aparecer un día en el despacho con una mancha de leche en el hombro.
– No pasa nada porque una tarde le des un maratón de Pepa Pig porque tú tienes que hacer otras cosas.
(Por cierto, la tal Pepa es una bendita…)
Las leyes no escritas son hechos
A veces pienso que en esta sociedad nos movemos como una masa unitaria. Me explico. ¿Dónde coño está escrito que cuando una pareja decide tener un bebé la reducción de jornada se la debe coger ella?
Recuerdo mi embarazo y la de quebraderos de cabeza que nos dio pensar qué leches íbamos a hacer con un bebé de 4 meses tras mi incorporación al mundo laboral. Pero también recuerdo cuando Mr. Columpio pidió la reducción para poder estar con su hijo durante casi un año. Aún así, recuerdo con cierto malestar y decepción que aquella noticia no fue recibida de buen grado en su puesto de trabajo. ¿Es que alguien daba por hecho que iba a ser yo? Lo admito. Me irrita. Me parece infumable en pleno siglo XXI. Pues no señores. No fui yo. Yo me incorporé a mi puesto tras mi baja y luché desde el principio por ser la misma profesional que era. No sin esfuerzo y sin algún que otro bache. En ello estoy.
No sólo no me arrepiento de aquélla decisión sino que me siento orgullosa de él por haberlo experimentado. Porque ahora, cuando le pregunto, siempre me dice que aquel año en casa cuidando de Héctor ha sido lo mejor que ha hecho. Lo más gratificante. Sé que necesitamos a mujeres como Silvia y Laura, pero también sé que necesitamos a hombres como Mr. Columpio. ¿No crees?
Pero volvamos la cena. La Malamadre Jefa, una andaluza divertidísima y elocuente a partes iguales, aparecía en casa con una camiseta que decía “Nacida para luchar (y malamadrear)” y yo pensé, “esto promete”.
Tras contarnos sus intentos vanos para conciliar mientras trabajaba por cuenta ajena, nos hablaba de las cosas que le pasaban en su recién estrenada maternidad y cómo llegó a la conclusión de que la única forma de conciliar en este país es escogiendo el camino de emprender. Y aunque me encantó lo que dijo, no puedo más que venirme abajo de nuevo. Me niego a aceptar que la única manera de conciliar trabajo y familia sea hacerme autónoma. ¿Pero es que nadie se da cuenta de que sin niños no habrá futuro en nuestra sociedad?
¿Porqué es un estigma laboral quedarse embarazada?
¿De qué tenemos que avergonzarnos? ¿Porqué tememos contar en nuestros puestos de trabajo que vamos a ser madres? No soy yo la que piensa equivocadamente. Algo muy enfermo hay en una sociedad cuando se pone de patitas en la calle a una mujer que va a ser madre. Cuando se amenaza a mujeres embarazadas con traslados, cuando se elige a un hombre menos preparado en una entrevista laboral porque ella está entre los 25 y los 40 años (y lleva un cartel de neón que anuncia que querrá ser madre en un futuro), cuando un jefe dice que ya verá si le da la lactancia o no. No son frases hechas. Conozco todos los casos que he citado. Eso sí me avergüenza.
Y aunque sé que la mayoría de mis lectores son mujeres, espero que algún otro hombre piense sobre esto. ¿Sabes porqué? porque son ellos los que copan la mayor parte de los puestos directivos de nuestras empresas y por lo tanto la mayor capacidad de decisión en el mundo laboral la tienen ELLOS. Así que hombres del mundo:
– Pensad que los hijos son responsabilidad de ambos.
– Pensad que no se os caen los anillos por pedir la reducción de jornada para estar con vuestros hijos aunque sea solo durante los primeros meses.
– Pensad que si conseguimos conciliar, os beneficiaréis también vosotros.
– Pensad que criar a un hijo es una de las cosas más maravillosas de la vida. Luchad para que os dejen hacerlo el mayor tiempo posible.
– Pensad en rodearos de PERSONAS capacitadas en vuestros equipos de trabajo. Mirad más allá de una falda.
– Pensad en vuestras compañeras de trabajo como en un igual. Y si además es madre, pensad en el gran esfuerzo que hace cada día para que su maternidad no le reste eficacia en su puesto de trabajo.
No quiero despedirme hoy sin hablar de otra mujer. Eva. La que firma todas las fotos que habéis visto en el post de hoy y una gran profesional. Me encantó conocerla y me picó el gusanillo de su trabajo. No la perdáis de vista. Nunca pensé que un parto pudiera ser algo tan bonito visto desde sus ojos. Eva, hablaré de ti, de tu trabajo y si me dejas, del prisma con el que ves el mundo.
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