Los nombres en inglés (y me imagino que en español también), son más difíciles de aprender para los estudiantes que los de las figuras planas, porque son mucho menos usados en la vida cotidiana. Así que para facilitar este proceso, la primera actividad que realizamos fue la siguiente:
Los estudiantes trajeron diferentes objetos de su casa como cajas de cereal, latas de comida, balones, sombreros de fiesta, etc.
En el tablero les proyecté las figuras tridimensionales que estaríamos trabajando con sus respectivos nombres.
Cada niño debía observar los nombres de las figuras y en unos pedazos de papel nombrar sus propios objetos.
Todas ellos fueron expuestos en la parte de atrás del salón para que los estudiantes pudieran mirarlos continuamente y así ir memorizando sus nombres.
Evidentemente en esta actividad también se trabajada la relación de las figuras con su entorno.
Para continuar este trabajo de asimilación de los nombres de las figuras y la relación con lo que los rodea, les entregué una hoja dividida en seis con los nombres de las figuras. En parejas debían pensar en objetos que vieran en el salón de clase o en el colegio que tuvieran una forma similar y dibujarlos.
En el transcurso de la actividad, algunos de ellos comenzaron a preguntarme por objetos que no se encontraban allí, pero que ellos identificaban con las figuras. Así que extendí la actividad a cualquier tipo de objeto que ellos quisieran realizar.
En las figuras tridimensionales, los aspectos principales que se estudian son: la relación que tienen con las figuras planas y sus características (caras, bordes y vértices).
Para el primer punto, los estudiantes tomaron los objetos y trazaron las caras en una hoja de block pinares. Una vez que lo hacían, debían observar qué figura plana quedaba y nombrarla. De esta forma se hicieron una idea de que las caras de las figuras tridimensionales eran las figuras planas.
Para la siguiente actividad, les llevé un par de objetos: una figura plana y una tridimensional que tuvieran relación.
Por ejemplo, en un salón llevé el cuadrado y el cubo, en otro el rectángulo y el prisma rectangular y en el otro un triángulo y una pirámide y les pedí que las compararan.
Les entregué unos pequeños pedazos de papel y les pregunté en que eran iguales y compartimos las respuestas. Realizamos lo mismo para las diferencias.
En términos generales y utilizando las palabras de los niños, en las semejanzas se dieron cuenta de que tenían la misma figura, puntas y lados. En las diferencias mencionaban que tenían más lados, más puntas y lo más importante de todo, se dieron cuenta de que unas figuras eran planas y las otras "gordas".
Evidentemente todos estos conceptos se aclaran después en el trabajo con el cuaderno y con el libro.
Para el segundo punto, les llevé a los niños sets de palitos de chuzo y plastilina. Hicimos la relación de que los palitos iban a ser los bordes de las figuras y la plastilina, los vértices.
De esta forma, debido al desarrollo del pensamiento abstracto que tienen en la edad, fue más fácil para ellos poder identificar cuántas caras, bordes y vértices tienen las figuras.