Los problemas oculares en los bebés, forman parte de las as estadísticas que dicen que al menos un 20% de los niños en edad escolar manifiestan algún problema visual a partir de los 5 y 6 años, es decir, cuando empiezan a leer y a escribir.Astigmatismo, miopía e hipermetropía son las enfermedades visuales más comunes entre los pequeños. Los expertos recomiendan acudir al médico desde el primer y más leve síntoma de problema visual.
¿Cómo empiezan a ver los niños?
Cuando un bebé llega al mundo ya es capaz de captar imágenes, pero no logra recordarlas ni reconocer aquello que le rodea, sencillamente para el niño, se trata de ciertos ‘entes’ que se mueven a su alrededor y que no le son indiferentes, pero que no los retiene debido a su corta edad.Se dice que es después del primer mes de vida cuando el niño puede fijar la mirada ante objetos y personas que se sitúan enfrente de él, especialmente si éstos tienen colores fuertes, que llaman la atención, como el rojo, el naranja o el amarillo.
Sus ojos, la parte más sensible cuando nacen
A los cuatro meses ya son capaces de reconocer a sus padres o familiares muy directos y se instaura en ellos la llamada visión cromática que hace referencia a la capacidad de distinguir colores.
Los ojos de los bebés son seguramente la parte más delicada de su cuerpo en los primeros meses de vida y por ello debemos aumentar la precaución y que ellos sean los protagonistas de sus primeras semanas y meses de crecimiento.Si los llevamos de paseo y los rayos del sol son muy intensos, no deberán salir a la calle sin gorra e incluso gafas de sol. Los factores climatológicos son de gran importancia en la visión y visibilidad de los niños, sobre todo cuando son pequeños. Según el pediatra Jorge Mateu Sancho en su libro ‘Salud y cuidados del niño’ ‘’el trastorno que aparece con mayor frecuencia es la conjuntivitis, pero también la obstrucción del conducto lagrimal o la aparición de orzuelos’’.
Cuidados casi extremos en verano
Desde luego, hay que evitar una exposición excesiva al sol y recordar que aunque esté nublado, los rayos afectan igual o incluso de una forma más poderosa al globo ocular, así que las gafas de sol, los gorros y la ‘capota’ en el coche nunca estarán de más.Por supuesto hay una normativa vigente, aprobada por la Comunidad Europea en cuanto a las gafas de sol de uso para niños. Su montura, su forma anatómica y su seguridad deben primar. Es imprescindible el consejo del oftalmólogo y de un oculista. Ellos sabrán qué tipo de gafas necesita tu bebé para protegerse.
Cuando el niño tiene 18 meses de edad, deberá someterse a controles rutinarios de vista, por lo menos hasta los 14 años. La salud visual, a menudo es ignorada o relegada a un segundo lugar y, al contrario de lo que creemos, puede resultar no importante sino vital para el desarrollo de nuestros pequeños en todos los aspectos de su vida. ¡Cuídala!