Los miedos son sentimientos innatos en los seres vivos. Los niños a lo largo de su desarrollo, van superando poco a poco sus temores.
Durante los primeros meses de vida, la sensación de miedo que experimenta el bebe se produce por la ruptura de su estado de equilibrio y seguridad. El bebe se asusta ante estímulos intensos, luz fuerte y directa, un rostro desconocido, movimientos bruscos del adulto, etc.
Se piensa que en cada edad se presentan tipos de temores característicos, lo que hace pensar que los seres humanos pasamos por ciertas etapas, al experimentar ese sentimiento.
A partir del año el niño se asusta con la oscuridad, la soledad, objetos extraños, etc. Cerca de los dos años aparece el miedo en los sueños, originando pesadillas y temores nocturnos.
Hacia los 4 o 5 años las pesadillas terroríficas suelen estar relacionados con los animales y personajes fantásticos, como: las brujas, los fantasmas, los ogros y el lobo feroz.
Entre los 6 y 7 años es cuando el niño comienza a poseer un mayor grado de comprensión del mundo real de los adultos, estos entes de ficción son remplazados por las sombras, y los monstros que se esconden debajo de la cama.
Todo esto lo investigue cuando hace una semana mi pequeño capitán comenzó a expresar que tenía miedo porque debajo de su cama había un monstro, estaba el lobo feroz, o que le tenía miedo a la oscuridad, y salía corriendo a acurrucarse en la cama con papa y mama. Me preguntaba si de verdad era miedo o era una excusa para dormir con nosotros ya que estábamos atravesando la etapa de dormir solo.
Estos episodios siguieron varias noches, me quedaba con él en su cama y le decía que allí no había nada, pero la duda era, ¿De dónde sacaba esas cosas? Muchas veces como padres no nos damos cuenta que cometemos ciertos errores ingenuamente, uno de ellos en mi caso era permitir que le dijeran a Sebastián que el lobo se lo iba a comer, o que era hora de dormir porque sino venia el loco… ¿les suena familiar?
La duda continuaba. Un día leyendo La Caperucita Roja el bombillo se encendió en mi cabeza cuando mi hijo grito: ¡allí esta, allí esta! y se escondía bajo las sabanas. He allí parte de lo que sucedía, allí estaba… ¡El lobo feroz! ¿Cómo no me di cuenta? Les leemos cuentos a nuestros hijos donde aparecen este tipo de personajes y no le explicamos luego que son personajes ficticios.
Poco a poco esto se ha corregido, Sebastián ya no se asusta. Esto se ha logrado gracias a la astucia que desarrollamos como mamas, y por supuesto evitando algunas cosas.
Si tu como en mi caso estas pasando por esos momentos, te dejo algunas sugerencias y quizás me puedas aportar algunas otras para juntas evitar estos miedos infantiles.
· Hay que evitar asustar a los niños con: el lobo feroz, las brujas, el policía, el coco.
· Debemos crear un ambiente de confianza y seguridad alrededor del niño.
· Mostrar tranquilidad y afecto ante sus angustias, esto ayuda a calmar la crisis.
· Evitar las burlas hacia el niño y no obligarlo a enfrentar el hecho u objeto que lo atemoriza.
· Ayudar al niño poco a poco a comprender que puede controlar su reacción.
· Invita al niño a dramatizar las situaciones o los objetos que lo asustan, es decir, representarlos o imitarlos sin insistir.
Si estas estrategias no te funcionan, puedes consultar a un psicólogo para que indique un tratamiento apropiado para el niño, esto tómalo como última medida, hay muchas más cosas que podemos intentar y así ayudar a nuestros pequeños a superar estos miedos infantiles.
Seamos siempre prudentes, recordando así que ellos son solo niños y poco a poco van entiendo el mundo real.
Imagen: edukame.com
Katiuska Figuera.
Cofundadora Lazos de Madre
Mama Blogger @inspirulina/@Preguntamama/ @Tuzonavital.
Twitter @kathy_figuera