Después de escribir sobre la sorpresa de descubrir un bulto negro en la encía del enano cuando tan sólo era un bebé, nos siguen pasando cosas extrañas. La última ha sido una mancha rara que apareció una mañana en el cuello de mi hijo en plenas vacaciones de Semana Santa y que nos inquietó bastante. No suelo contar nuestros males y enfermedades, pero viendo que esta reacción llamada fitofotodermatitis no es muy conocida, pero sí común en los niños que andan en el campo en otoño o primavera , he pensado que debía compartirlo, por si a alguien le ayuda.
Al principio pensamos que sería la picadura de algún insecto que le habría hecho una reacción, con una zona en el centro blanca y otra, alrededor muy roja y grande. Pero no le picaba ni molestaba, así que no me preocupé. Como era festivo, consulté en la farmacia, pero no sabían qué era.
La mancha se fue poniendo un poco peor, como se ve en las fotos de más abajo, pero seguía sin molestarle en absoluto. Tras consultar en otra farmacia, nos dijeron que fuéramos a urgencias por si era un hongo o algo así. Así que fuimos corriendo, pero allí le observaron dos pediatras sin saber del todo bien qué era. Su diagnóstico fue una quemadura, algo que sabíamos que era totalmente irreal, puesto que nos habríamos enterado en el momento y no le dolía nada. Nos mandaron corticoides, y para casa.
La mancha siguió cambiando por los corticoides y la zona central se fue abriendo, como queda al explotar la ampolla de una quemadura. Hubo un momento en el que me llegó a parecer una úlcera. Volvimos a nuestro pediatra y allí tuvimos el diagnóstico definitivo: una fitofotodermatitis, una alergia que se produce por tocar determinadas plantas húmedas y exponer esa zona al sol. Todo cuadraba: el día anterior a que apareciera la mancha habíamos estado en el campo en una zona agrícola y ganadera, donde estuvo jugando con unas hierbas y palos. Para que se produzca, nos explicaron, tienen que darse las tres circunstancias: plantas, humedad y sol.
La marca que la fitofotodermatitis deja tarda un tiempo en irse (una semana después, la zona sigue muy roja y seca, aunque con mejor aspecto) y se cura igual con corticoides que sin ellos, así que optamos por dejarlos y aplicar solamente crema hidratante de vez en cuando.
Después de hablar con una madre la semana pasada, pensé que tendría que compartir esto. Hace un año, también en primavera, a su hijo le descubrieron una ampolla en el brazo y le dijeron que era una quemadura, aunque sus padres nunca terminaron de creérselo, porque no le dolía. Quizá fuera lo mismo. Por lo que he visto en Internet, les ocurre a muchos adultos (a algunos con muchas molestias) que trabajan en el campo.
Por si a alguien más le sucede o se lo descubre a su hijo… ¿Os ha pasado?
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