Os suena esta situación. Pues no me odiéis, pero a mí no. La he oído mil veces, en el bus, en el parque, en la sala de espera del médico, en compañeras de trabajo, hasta en foros de Internet... Tantas veces la he oído que quizás por eso la reproduzco tan bien.
Pues como os he dicho, Mi marido no me ayuda en casa, porque ayudar significa según la RAE, "Hacer algo de manera desinteresada para otra persona, para aliviarle el trabajo"
Y mi marido no lo hace ni de forma desinteresada ni por aliviarme a mí el trabajo, lo hace como parte de un equipo, no me quita tareas que son "mi trabajo" sino que entiende que es trabajo de dos. No me alivia la carga, la comparte, y no, no me siento peor madre ni peor esposa por esto.
Os puedo decir que nuestro día a día es una carrera de relevo, estamos los dos comprometidos por la misma causa, luchamos y remamos juntos, y como en una competición de remo, si uno falla, fallan los dos.
Ambos Tenemos trabajo a jornada completa, y nos turnamos para hacer las tareas tanto de la casa, como de los niños y nos vemos diariamente juzgados ambos, él por hacerlo y yo por no hacerlo o por "permitir"que él lo haga. En el colegio, tengo que aguantar las palabras de madres que presumen de no tener que trabajar y estar todo el día cuidando de sus niños, la mirada lastimera de la profe que palabras textuales "no cuenta conmigo para nada, porque nunca estoy" cuando hago todas las actividades de grupo, vamos a todas las reuniones y trabajamos en casa más que ella misma en clase. Mientras que mi marido por su parte no se queda atrás, aguantando los corrillos de madres en la puerta del colegio, que se callan cuando lo ven llegar, o las charlas "marujiles" en los cumples de sus compañeros cuando siempre va él y nunca la madre.
Vamos que de todo hay en esta vida, pero nosotros como pareja tomamos la decisión de tener hijos, de criarlos en la igualdad, de vivir nuestra vida no solo por y para ellos, de respetar nuestras creencias y no dejarnos llevar por el qué dirán, decidimos que por encima de todo estaría nuestra familia y si uno de sus miembros cae, caeríamos todos con él.
Porque si no queremos quejarnos de que nuestros maridos no nos ayudan, o no nos apoyan, y queremos que nuestros hijos no tengan que escuchar ni un machismo más, que crezcan en igualdad sean mujeres o hombres y no se vean limitados tanto por una parte como por otra a la hora de criar a sus propios hijos ¡Tenemos que empezar ya!
No digas mas a tu marido "No necesito ayuda, deja que ya lo hago yo, siéntate en el sofá mientras termino de poner la mesa". Créeme, el se sentirá mejor al sentirse útil y tu te sentirás mejor al comprobarlo.
Cuéntame, ¿alguna vez te has sentido juzgada por dejar de lado tu trabajo o tus hijos? ¿Tienes una opinión diferente a la mía?
Te espero en comentarios