Como muchos sabéis mi hija mayor ha cumplido ya 7 años.
Es una niña muy despierta, intuitiva y con las ideas muy claras, como os contaba en este post.
El caso es que llevaba un tiempo viendo que las peleas y malas caras se estaban convirtiendo en algo demasiada habitual. Y, aunque siguen habiendo momentos complicados, en algún aspecto, hemos mejorado bastante.
Me di cuenta que muchas de esas malas caras venían por decisiones que tomaba yo por ella, sin mala intención, intentando evitarle el momento.
Así que, para resolver ese conflicto, le cedí esa responsabilidad (en la medida de lo posible, claro). Pero no sólo en cosas simples del tipo que postre quieres o qué cuento, sino en cosas con consecuencias un poco más complejas.
Esto es una de las herramientas que he aprendido desde que intento introducir la Disciplina Positiva en mi casa con la ayuda de Nuria y sus asesorías.
Os explico una de las situaciones que más me sorprendió:
Antes de navidades, en el cole organizaron un taller para hacer unas cabezas de papel maché para salir en la cabalgata de reyes del pueblo.
El taller se hacía todos los lunes, miércoles y viernes por la tarde, después de clase y tenían que ir los papás, yo en nuestro caso.
Yo podía ir una semana si y otra no, solo cuando trabajaba de mañana. Así que, iríamos con retraso y tendría que llevarme faena a casa.
El caso es que íbamos a empezar porque mi hija quería participar, pero le invitaron a un cumple que coincidía un día de taller.
Ahí decidí cederle el mando. Tenía que elegir, tomar su decisión que tendría consecuencias.
Si quería ir al cumpleaños, no acabaríamos a tiempo la manualidad para el desfile, porque ya íbamos retrasados por mi trabajo.
Si quería hacer el taller, no podríamos faltar ningún día, tuviera ganas o no, o algún compromiso que le apeteciera.
La decisión era suya y decidió el cumpleaños.Así que dejamos los talleres para otro año y fuimos al cumpleaños de su amiga.
Yo no tenía muy claro que hubiera entendido las consecuencias de su decisión, pero sí lo sabía.
Ningún día se quejó porque no nos quedáramos, ni puso malas caras.
El día de la cabalgata se lo pasó de maravilla viendo a sus amigos desfilar y en ningún momento se quejó ni pidió desfilar.
Me di cuenta que es mejor darle opciones, plantearle las consecuencias de esas opciones, dejarla decidir y tener confianza en ella, sabiendo que será capaz de aceptar las consecuencias de sus decisiones.
¿Tú le dejas tomar sus propias decisiones y asumir las consecuencias a tus peques?