¿Qué necesitará mi bebé cuando nazca? ¿Qué necesitaré yo para que sea todo algo más fácil? ¿Me estaré pasando con las compras? ¿Me estaré quedando corta? Meses antes de verle la cara a nuestro bebé, nos devanamos los sesos con estas preguntas. En el post de hoy, con el que me estreno en el reto Iron Blogger de Y papá también, he decidido hacer un ranking con las 6 cosas que me han hecho más fácil los 6 primeros meses de vida de Baby. No he recogido las obvias, sino aquellas que no pensé que serían de tantísima utilidad y que me han resultado indispensables. Allá va el primer ranking de Mummy & Cute:
El espíritu práctico nos llevó a comprar esta hamaca 3 en 1. Nuestra intención era evitar la compra de una minicuna, ya que tenía serias dudas sobre la utilidad real de una segunda cunita que se quedaría pequeña en poco tiempo. Es la mejor idea que pudimos tener. Podéis conocer las características de esta hamaca al detalle en este otro post que escribí hace unos meses, pero su uso ha ido más allá.
De recién nacido, Baby tenía un nidito acogedor con el que nos iba siguiendo por toda la casa. No nos quitábamos ojo. Si tenía reflujo, podíamos incorporarle un poco. Si le costaba dormir, podíamos acunarle. Cuando ya jugueteaba con las cosas y quería ver a su alrededor, le poníamos en la segunda posición y vigilaba como un señor.
Pero lo que me ha hecho elevar a los altares esta hamaca ha sido poder darle las primeras papillas y purés con absoluta comodidad en la tercera posición. Baby aún no se sostiene sentado en la trona, así que sin esta hamaca, hubiéramos tenido un problema. Por cierto, se mete toda la estructura textil a la lavadora con lo que el pequeñajo puede hacer todas las cochinadas que quiera, que la menda no se altera. Eso sí, mientras se está lavando, una termina dejándose las venas largas por no cortárselas.
El mismo espíritu práctico, me llevó a "tunear" una cómoda de Ikea y reconvertirla en un cambiador molón (Podeis ver aquí cómo lo hice) Pues alabado sea el día que elegimos este modelo con cajones enormes. Realmente enormes. ¿Por qué? Pues porque, reconozcámoslo, la ropa del bebé no siempre está planchada, doblada y ordenada. Pero siempre necesitas tenerla a mano cuando el enano está patas arriba sin pañal. Así que, cuando no hay tiempo de organizar la ropita, tiene que caber toda, de cualquier manera, en los cajones del cambiador. Y abulta mucho, así que más vale tener cajones bien profundos.
Una, que detesta hacer compras inútiles, ni siquiera se planteó que debía comprar una sombrilla para el carrito. Digamos que el clima habitual del norte a finales de febrero no invitaba a pensar en ello. Me aseguré muy bien de la calidad de la burbuja, pero ¿sombrilla? Pues sí. Entre nevada y nevada, salió el sol y el pobre crío casi nos monta un consejo de guerra por exponerle a semejante agresión lumínica. Así que hubo que salir corriendo a por la dichosa sombrilla que, por cierto, es una caca endeble e incómoda, pero indispensable.
Nosotros ni siquiera compramos la cuna, nos la dejaron unos amigos, así que el mérito no es nuestro. De hecho, nunca me planteé la necesidad de que la cuna tuviera ruedas. Creo que ni siquiera sabía que hay cunas con y sin ruedecitas. Pero, ¡qué sería de mis riñones y de mi parqué sin ellas! Poder acercarte la cuna a la cama, apartarla para levantarte, para limpiar debajo..... Benditas ruedas.
Voy a hacer un post sobre este asunto. Y es que todos sabemos que necesitaremos multitud de bodies y pijamas, ya que se ensuciarán continuamente, pero no cualquier body y cualquier pijama. Os recomiendo que desterréis todos aquellos que deban meterse por la cabeza o atarse por la espalda. Los bodies de recién nacido con manga larga suelen ser cruzados por delante, como es debido, pero no siempre ocurre y si el niño nace cerca del verano y tenemos que recurrir a prendas de manga corta o sin mangas, la mayoría se meten por la cabeza. Los peques se agobian mucho y los padres más.
Respecto a los pijamitas monísimos con 132 corchetes en la espalda, imaginaos a las 3 de la madrugada cambiando el pañal, el bebé agobiado porque odia estar boca abajo y temiendo que vomite todo lo que acaba de comer. Yo mandé todos al carajo e hice acopio de pijamas con cierre delantero cruzado.
Durante semanas, Mr. Cute y yo peregrinamos a la única tienda de nuestro entorno que vende estos trapitos de toalla. Antes de que Baby naciera compramos dos con la idea de utilizarlos para poner sobre el hombro cuando echara los gases. Antes de salir de la clínica ya sabíamos que necesitaríamos un carro de ellos y no había forma de encontrarlos. Al final, hicimos acopio y suelen estar desperdigados por casa y en el carrito para tenerlos siempre a mano, si hay ataque de babas, pedorreta de leche, vomitona... Aún así es común oír a uno de los dos en plena crisis: "¿la babita? Dónde c*ñ* está la babita!"