No tengo muy claro si buscan que te sientas culpable o, simplemente, todas estas preguntas les quitan el sueño. No lo entienden. Y les preguntaría yo, ¿por qué no lo tienes tú? Porque, verás, no hay nada malo en mí. Mi pareja me quiere y, mira, si no la tuviera también podría escoger si quiero o no tener un hijo. Aunque no lo creas hay muchos métodos alternativos, así que, por mi relación amorosa, gracias, no te preocupes.
¿Por qué no te haces otras preguntas? Si con lo que gano me lo puedo permitir (si es que tengo trabajo), si tengo tiempo suficiente para pasar con él, ¿renunciará mi pareja a su trabajo para tener más tiempo? ¿Tendré que hacerlo yo? O, sencillamente, me pregunto si en mi trabajo estarán dispuestos a reducirme la jornada. No sé si estoy dispuesta a renunciar a mi ascenso porque, creéme, me he dejado la piel en ello. Y no son pocos los jefes que te preguntan si estás pensando en tener un hijo en los próximos años, como quien no quiere la cosa. Y a usted qué le importa señor. Pero sí, porque debe ser que en alguna cláusula del contrato también renunciaste a tus ovarios.
Por si todavía lo dudas, una historia real: una amiga, por razones de trabajo, tiene que viajar en avión. Tras un contrato de un año, se ha quedado embarazada y, aunque por miedo pensaba no avisar, un par de semanas antes de su renovación se vio obligada a contarlo (embarazada no podía volar). Se lo dijo a su jefa, quien le dijo que no había ningún problema y que por supuesto la iba a renovar. Que felicidades, que ella era mujer, tenía hijos y la comprendía perfectamente. Adivina, cuando llegó el día no la renovaron.
Así que no seas de esos que dicen que bastante hemos conseguido ya, que nos gusta quejarnos, que ya les gustaría a las mujeres de generaciones pasadas. La palabra feminismo da escalofríos, y muchos ni siquiera saben lo que significa. ¿Por qué da tanto miedo la igualdad?
Pero a lo mejor mi trabajo no tiene nada que ver con mi decisión. Tal vez, sencillamente, no me apetece tenerlo. Me apetece seguir con mi vida tal y como está porque así me encanta y no necesito tener hijos para ser feliz, por mucho que haya personas que no lo entiendan.
O a lo mejor sí que hay algo mal en mí o en mi pareja, y no podemos tenerlo, aunque lo he intentado muchas veces. Tal vez me he dejado un dineral en conseguirlo y cada vez que mis intentos eran en vano, el dinero era lo que menos me importaba. Lo que menos. No te imaginas la de burocracia que hay por medio cuando se trata de ayudar a otra persona.
Así que deja de preguntarlo. Si tanto te preocupa la natalidad, ponte tú a trabajar por mejorar esta situación.
En tu reacción, está tu educación.