¡Hola a todas! ¡Hacia tiempo que tenía pendiente escribiros este post sobre muñecas Waldorf, ya sea porque me lo habéis preguntado muchas (en qué se caracterizan, qué tienen de especial…) y a la vez a mi, me han ido llamando la atención y sobre todo, la actitud y juego de Valentina con ellas.
Voy a intentar resumir muy breve las preguntas que me habéis ido haciendo. Ya os digo que no he podido hacerle fotos de “mucha calidad” ya que hay veces que la veo jugando tan “intensamente” y está tan metida que me da miedo sacar la cámara y fastidiarlo todo. Seguro que os pasa que a la que sacáis el móvil dejan de hacer lo que estaban haciendo o se despistan o cambian de actividad. Pues eso. Conseguí sacar algunas este fin de semana así que las he aprovechado para este post.
Las muñecas Waldorf ( es decir, que siguen la pedagogía de Steiner), son unas muñecas que van cambiando a medida que también lo hace el niño. Se entiende que la muñeca es un reflejo del niño por lo que las propiedades y características de la muñeca deben de ir acorde con el momento madurativo en el que se encuentre. Para que me entendáis: en una edad muy temprana, se ofrece una muñeca de nudos, que viene a ser lo que es un “duda”. Es decir, algo muy sencillo, con apenas una forma redondeada que simboliza la cabeza y una capa con dos nuditos a los extremos que simbolizan los brazos.
Seguidamente, a partir de los 2 años se introduce la muñeca de abrazar (que es la que veis en la fotos que tienen Valentina). Es una muñeca mucho más definida, puesto que ya tiene brazos y piernas, y es por el simple hecho de que el niño ya tiene más clara la estructura corporal, se la reconoce en el espejo, sabe sus partes, nombres… Son muñecas muy blanditas, con lo que son ideales para llevar en su día a día como para usarlas a la hora de dormir. Están hechas de materiales naturales y suaves, con lo que son muy agradables. La cara sugiere pequeños rasgos de ojos y boca, pero sin pretender expresar ninguna emoción.
¿Y por qué? Primero de todo, si seguimos la premisa de que cuantas menos cosas haga un juguete, más cosas hará la imaginación del niño, vemos que es primordial que la muñeca no esté predeterminada a algo. Un ejemplo: las muñecas que hablan y dicen x frases, las muñecas que están malitas, etc. Son muñecas que promueven un juego muy específico.
Otra característica a tener en cuenta es que si entendemos la muñeca como un espejo del niño, un elemento en el que volcará sus emociones, sus vivencias, sus preocupaciones, sus dudas por resolver, debemos intentar que sea lo más parecido a ella. En este caso, cuando ya sean más mayores y usen muñecas más definidas, con pelo, podemos tener en cuenta que sean lo más parecidos a ellos.
Valentina ahora mismo, juega con la muñeca de varias formas: o únicamente la acompaña en su día a día. La abraza y va con ella a comer, a jugar, a dormir… O mantiene con ella un juego de imitación más profundo en el que revive sus propias experiencias: la pone a dormir, le da la teta. Si, diría que básicamente reproduce escenas de sueño y alimentación. ¿Qué curioso verdad? Tiene 2 años y para ella, sigue siendo principal y vital que las necesidades de sueño y comida estén cubiertos. Y es que es así, el día va redondo si ella ha dormido y tiene la barriga llena.
Espero que os haya gustado el post y la mini explicación de las muñecas de abrazar. ¿Las conocíais? Esta que os enseño es de Jugaia, la podéis encontrar aquí en varios colores. Nos decantamos por esta, ya que además de cumplir con todos los requisitos, la escogió Valentina por supuesto, pero además está hecha toda con materiales naturales y a mano 100%, incluso la pintura de la cara. Es sin duda un juguete muy especial.