El Museo de Ciencias Naturales de Valencia está situado dentro del Parque de Viveros. Es un parque enorme en la zona de la Avenida Blasco Ibañez, con múltiples cosas para niños. En estos días han puesto en marcha una actividad con niños llamada “El falso ladrón de huevos”, así que un grupo de familias con peques decidimos hacer una reserva para esta actividad.
El Museo de Ciencias Naturales ofrece muchas actividades a lo largo del año, incluso ir a dormir al museo para niños más mayores… Seguro que tiene que ser genial. Tienen información en su web y en la mayoría de actividades hay que reservar para ir.
En ésta en concreto nos recibió un guía muy amable y muy atento con los peques. Nos contó las normas del museo y nos hizo toda la visita relacionada con la actividad.
En esta actividad el tema principal eran los fósiles, de manera que nos iba contando tipos de fósiles y de cuando se estimaba que eran, además de aclarar a los más pequeños con vídeos y explicaciones cómo se formaba un fósil.
Una de las cosas más chulas que tiene el museo, es un conjunto de vitrinas donde los peques pueden tocar restos de meteoritos, fósiles y otros elementos del museo. Esa parte táctil les encantó, bueno y a los mayores también.
A partir de ahí, se centra en la historia del Oviraptor. Nos hizo una explicación preciosa sobre de donde salió ese nombre y lo erróneo del mismo. Aunque se ha quedado con ese nombre, el pobre oviraptor o ladrón de huevos, no era tal, sino un dinosaurio que protegía sus huevos, no se los comía, como originalmente se creía.
Con un cuento y un puzzle nos contó la historia de un oviraptor que hizo comprender porqué no era tal ladrón de huevos como se ha pensado desde su descubrimiento.
Después les explicó a los peques cómo se hacen las excavaciones en una zona donde se recrear una pequeña excavación en el suelo, que puedes pisar y ver a través de los cristales.
Además hay muchas huellas de diferentes animales y por último, vimos otra sala enorme de fósiles increíbles y grandes, en la que los peques se quedaron con la boca abierta.
La actividad dura aproximadamente hora y media, aunque tienen muchas más actividades de diferentes duraciones.
Al terminar la visita, los peques descubrieron en el parque a un chico que estaba haciendo pompas de jabón gigantes. Así que se fueron directos corriendo (y nosotros detrás) y se pusieron como locos a perseguir y explotar las pompas de jabón.
Como se hacía tarde, decidimos coger allí unos bocadillos en los quioscos que hay de comida (que por cierto, son bastante rápidos, bien de precio y están muy buenos los bocadillos) y quedarnos por allí a comer. Así, sacamos los patinetes del coche y nos fuimos a recorrer el circuito vial que tiene, simular semáforos, pasos de peatones y demás. ¡¡Hasta vimos a un gato cazar una paloma y llevársela en la boca corriendo!!! Increíble.
En algunos momentos se puso a chispear así que nos refugiábamos en los túneles que hay en el circuito o incluso debajo de un árbol paraguas (que así lo bautizamos) donde debajo de él no llovía nada de nada.
Aunque a algunos eso de mojarse el pelo, pues tampoco le importaba mucho… jajajaja.
Menudo día más bonito e intenso. Museo, pompas, parque, circuito, patinetes y lluvia. Un montón de experiencias para estos pequeños aventureros.
Archivado en: Descubriendo España