Nos frustramos. Estamos nerviosas pero porque amamos y luchamos y ponemos todo. Y merecemos que nos reconozcan el esfuerzo. No digo un monumento, pero un trofeo, algo. Como capaz Willy y todos los que me rodean no estarían valorando mi histeria a flor de piel,
Todos los diciembres me pasan las mismas cosas. Las estaciones y las emociones del año se me repiten en el cuerpo como un relojito . Miro la agenda y descubro que le quedan pocas hojas, me pregunto cómo se pasó tan rápido, me digo que desde que soy mamá el tiempo vuela, que si seguimos así en cinco minutos voy a cumplir cuarenta y cincuenta y menopausia, y se me empieza a caer sobre la cabeza la estantería de clases del nido, expos de los coles, cierres, fiestas. Asoman las bolitas de navidad en las góndolas y estalla el indignómetro de las redes sociales: "¿Yaaaa navidad en el supermercado?". Cansancio y torpeza, se me pierden las llaves, se me cae el celular, me caigo en la calle, me olvido las cosas, me quejo del calor que tanto esperé? Y me maravillo de la vida cuando, más nerviosa y ansiosa que nunca .Paso café para acompañar mi torpeza y mis nervios callejeros,
Olor a café en la ciudad, que nos pide que nos calmemos, que respiremos, que aprendamos a andar por ahí tranquilas aunque no tengamos todo resuelto y dejemos varios ítems sin tachar por día. Olor a café que nos suplica que dejemos para mañana lo que podríamos hacer hoy, que al que no madruga no le pasa nada porque Dios si existe no tiene reloj y que los últimos serán los primeros.
Feliz última etapa del año para todas. Respiremos profundo, ya pasa.