Inspirado en “El pequeño dictador” de Javier Urra, un libro altamente recomendable para todo aquel aún no se lo haya leído, el artículo de hoy trata de esos padres obedientes que finalmente crean hijos tiranos. Debemos reflexionar sobre nuestros estilos educativos, sobre la importancia de educar sin sobreproteger, de mantener límites y normas y de la necesidad de entender que los niños nos necesitan en la figura de padres (guía) y no de colegas o amigos.
¿Qué y quienes son los padres obedientes? ¿Eres tú uno de ellos?
Tal y como explica Javier Urra en su libro El pequeño dictador, los padres obedientes son aquellos que de pequeños obedecían a sus padres, tíos, abuelos, maestros o fuera cual fuera el adulto de turno que les mandaba hacer o decir algo. Personas que de pequeñas aprendieron la importancia de obedecer las normas y a la autoridad pero que al hacerse adultas se han convertido en personas indecisas y sumisas.
Se trata de personas que ahora se han convertido en padres y siguen obedeciendo pero ahora obedecen a cualquier capricho de sus hijos. Padres permisivos, volubles, indecisos y sumisos. Padres más preocupados por ser amigos de sus hijos que de ejercer como padres. En definitiva, un estilo parental que no establece normas ni reglas por temor a que sus hijos sufran o se frustren.
A corto plazo todo parece que fluye, el niño es feliz, no hay problemas, no hay rabietas, … se cede ante cualquier petición del niño y así es como se va gestando el hijo tirano. El niño exigente, demandante, egocéntrico, el niño que no sabe esperar, el niño que impone y maltrata, el niño apático, materialista y hedonista.
Siguiendo las reflexiones de Javier Urra en su libro “El pequeño dictador” este tipo de estilo educativo, el que siguen los padres obedientes, acaba formando niños individualitas ya que se les concede todo lo que piden inmediatamente y sin que tengan que realizar ningún esfuerzo.
Inevitablemente podríamos pensar que es mucho más fácil educar así, libres de problemas y sin el esfuerzo diario y constante que requiere educar a un hijo. Sí, es más fácil concederles todo lo que piden, evitar que se enojen, que tengan una rabieta. Sí, definitivamente es mucho más cómodo ceder y comprarles todo cuanto piden en el momento que lo piden. De este modo nos libramos de malos ratos, de sentirnos culpables, de miradas maliciosas personas que te juzgan sin conocerte. Pero realmente, no es así. Sabemos que no es así.
Somos muchos los padres que no queremos hijos tiramos educados en la ley del mínimo esfuerzo. Y por ello abogamos por la idea de que ser padres requiere un esfuerzo constante, requiere decir muchas veces no para poder transmitir la idea de lo importante y valioso, del esfuerzo, de la constancia. Ser padres precisa transmitir ante todo amor, pero también imponer límites normas y sancionar cuando sea necesario.
Padres obedientes … ¿somos uno de ellos?
Imagen cortesía www.freepik.es
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