Pues eso, rememorando, principios de abril de 2.013. Vuelta del colegio, la niña baja del autobus, la madre detecta inmediatamente una marca negra a un centímetro del lagrimal del ojo, ”uy, ¿qué tienes en el ojo?”, “nada, déjame que me duele y ya me han visto en la enfermería”, ¿Que has ido a la enfermería????”, “Sí, mamá, me han clavado un lápiz en el ojo”.
Parece ser que, en medio de una batalla en su mesa de clase, un compañero exige un lápiz a otro, mi hija está en la esquina sentada, el que exige empuja al que lo tiene en ese momento, y el que lo tiene se tropieza y acaba incrustando el lápiz en la cara de mi hija (Staedtler, amarillo y negro, con punta superior roja, el de toda la vida, por si alguien tenía curiosidad …). Dado que sangra, llora y parece ser que, realmente, pensaban que se lo habían clavado en el ojo, acuden a enfermería, donde corroboran que se ha clavado cerca del lagrimal y creen que no ha profundizado (porque no quedan restos en la piel).
Pero los días pasan, la herida empieza a ser un bultito gris-negruzco, ya no hay sangre, pero nos da mala espina. Le duele, se queja al tacto, en la enfermería del cole insisten en que no hay nada dentro … aún así, al ser accidente escolar, se deriva el caso a Urgencias Pediátricas en el Hospital San Rafael de Madrid. Lo primero que nos dicen allí es que la niña tiene la punta del lápiz dentro.
¿Y eso cómo se saca? Pues el pediatra nos aconsejó no hacer nada, generalmente estos temas se solucionan solos, ya que el organismo tiende a expulsar los cuerpos extraños. Quitárselo sería un sufrimiento para la niña, anestesia local en una zona con muchas terminaciones nerviosas, no es fácil, le va a doler, hay que dar puntos … Pero mi cara de madre era un poema, yo le decía, “¿y cuando sea mayor usted no cree que ella se va a sentir acomplejada por tener esto en la cara?” … como no me convenció mucho, llamó a otra pediatra, que sin saber la opinión de su compañero, nos dijo “yo lo tengo claro, se lo sacaba ahora mismo, cuanto más rápido, mejor recuperación, que de mayor le va a quedar una marca muy fea, la piel se le va a seguir ennegreciendo por el carboncillo de la mina”.
Pues nada, decidido, a quitárselo. Allí que me quedo de pie, la niña en la camilla de operaciones, agarrando mi mano, asustada, y entonces nos dicen que tenemos que salir, porque no es agradable y los padres se ponen muy nerviosos. Le pincharon la anestesia, le cortaron un poquito e intentaron extraer la mina. Aquello no salía, la niña chillaba que daban ganas de entrar y llevársela en ese momento, pobre criatura, tuvieron que entrar 2 enfermeros a inmovilizarla porque se movía tanto que había peligro de clavarle el instrumental quirúrgico en el ojo. A todo esto, su hermano de dos años aporreando la puerta porque su hermanita estaba dentro llorando, bueno, un espectáculo en toda regla, de esas situaciones que desearías estar en el lugar de tus hijos para que ellos no sufran. Tardaron aproximadamente 10 minutos, no recuerdo los puntos que le dieron, muy pocos, pero consiguieron extraer la mina
Ahora, un año después, sigue teniendo una marca grisácea, esperemos que le desaparezca con el tiempo, pero ella nunca le ha dado la menor importancia.
¿En qué situaciones de este estilo habéis acabado en Urgencias con vuestros hijos? Contadnos …
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