Pasar de la cuna a la cama era un paso que sabía que tarde o temprano íbamos a dar pero del que no estaba preparada. Desde antes de nacer el peque yo decía que a los 6 meses se iría a su habitación.
Casa con una sola habitación
Nuestra casa tenía solo una habitación, la nuestra, pero estaba pensado desde el principio poder hacer otra pequeña (muy pequeña), quitando metros del salón. 3 meses antes de nacer el peque hicimos la obra y ya empezaron a salir los comentarios de que era pronto para hacer su habitación, que hasta los 2 años mínimo que se fuera de la nuestra… Y yo siempre respondía lo mismo: “ni de coña, el peque a los 6 meses ya está en su habitación”.
Pero luego nace el niño y te tienes que comer tus palabras. Desde una semana antes de cumplir los 4 meses empezó a dormir del tirón y hasta ahora. Quizá eso ayude a que me guste tenerle cerca.
Nosotros no practicamos colecho, con este niño es imposible. Las noches que ha dormido con nosotros yo he acabado en el borde de la cama con dolor de todo y sin apenas haber dormido, mientras que si duerme en su cuna, todos descansamos más.
Desde que empezó a dormir del tirón habremos tenido unas 20 noches malas y es que así es fácil tener al peque al lado y se hace mucho más difícil que se vaya a dormir a su habitación.
Y llegó el día
Llevamos mucho tiempo diciendo que algún día tendría que llegar ese momento pero los dos nos resistiamos ya que nos encanta tener al peque cerca nuestro, pero de repente un domingo quisimos hacer la prueba con la siesta y le gustó tanto la experiencia, que ya no quiere saber nada de volver a dormir en la cuna. Hicimos un poco de trampa para llamar su atención, que fue dejarle el teléfono con sus dibujos favoritos hasta que cayó rendido.
Desde ese momento ya no hubo vuelta atrás. Él quiere ya dormir en su cama nueva. “Eee mía”, como dice él. Y efectivamente, es su habitación y es su cama nueva (y una almohada mía que no uso). Me encanta que le guste tanto, aunque por dentro me muera de pena.
Los primeros días
La primera noche me desperté temprano pensando en si estaría bien, en si le escucharía llorar en caso de que se despertase (no, no creáis que tenemos una mansión). Vivimos en un piso de 75m² pero con el ventilador por el calor y que las puertas no son continuas, no sé si se oye o no. Y además, cuando me acostaba, me gustaba escuchar su respiración y ahora siento el “síndrome del nido vacío”.
Entrar a mi habitación y ver la cuna vacía me hace extrañarle. Siii, vale, sé que está a 5 metros pero me da mucha penita aunque son pasos que hay que dar.
La segunda noche durmió bien pero cuando se despertó, empezó a llorar muchísimo. No sabemos por qué. Pensamos que quizá se asustó a verse solo. Costó que se calmara pero al final todo pasó.
La tercera noche no quería ni oir hablar de su “ex-cuna” y cuando despertó por la mañana fue con una gran sonrisa igual que la cuarta noche/mañana.
Lo peor de todo son los terrores/pesadillas que ahora nos tenemos que levantar pero le duran 5 minutos y de nuevo a dormir. Ya ha tenido terrores dos noches y nos hemos dado cuenta que le oímos perfectamente o sea que por esa parte ya estamos tranquilos y en cuanto al despertar matutino igual.
De momento dejaremos la cuna un par de semanas más hasta saber 100% que se ha acoplado a su nueva cama, aunque por otro lado me alegra quitar ya la cuna y recuperar así nuestro espacio en la habitación.
Por un lado, pensaba que este paso podría complicarse y que no quisiera pero siempre se ha adaptado muy bien a los cambios y cuando ha estado preparado lo ha hecho sin dudar. También me ha gustado dar el paso ahora, y no antes, porque de esta forma siento que le he hemos hecho partícipe de su nuevo hito cuando él ha estado preparado.
Y vosotr@s, ¿cómo y cuándo pasasteis a vuestros peques a su habitación?