De la cuna a la cama: 8 consejos para acompañar a tu hijo




El paso de la cuna a la cama de los niños es un hito más en su desarrollo. En este post vemos algunos consejos para acompañarles en este viaje.  

Pasar de la cuna a la cama es una de esas cosas que los padres anhelamos y tememos al mismo tiempo. Ocupa temas de conversación en el parque y plantea muchas dudas sobre el cómo y cuándo.  

Acompañar a los niños de manera respetuosa y comprendiendo su comportamiento y sus fases de desarrollo nos servirá para que el viaje entre nuestro dormitorio y el suyo sea mucho más fluido y beneficioso para todos.  

En este post te muestro algunos consejos para afrontar esta etapa del desarrollo de tu bebé. ¡Comenzamos!  

   

 

8 consejos para acompañar en el paso de la cuna a la cama

 

 

Un proceso madurativo



Dejar de dormir en la cama o habitación de los padres es uno de los grandes hitos en la vida de los niños pequeños. Al igual que empezar a andar, hablar o controlar los esfínteres, va a tener mucho que ver con el grado de madurez del niño, su confianza y el tipo de apego que hayamos establecido con el.  

Si miramos la situación desde una perspectiva antropológica, desde el origen de la especie, las crías humanas que permanecían cerca de los padres por la noche tenían más opciones de sobrevivir que las que se alejaban. La cercanía de los progenitores garantizaba calor y defensa frente a posibles depredadores.  

Y aunque nosotros sabemos que la posibilidad de que entre un lobo en nuestra casa en mitad de la noche y se lleve a nuestro pequeño son muy remotas, los bebés no ,y por eso nacen programados instintivamente para permanecer cerca de sus padres mientras duermen.  

Será según transcurran los meses o años de vida del pequeño cuando comprenda que puede dormir tranquilo y seguro en un lugar distinto al nuestro. De este modo, cada niño alcanzará esa sabiduría en un momento determinado sin que sea necesario que forcemos la situación ni les metamos prisa.  

   

 

Las benditas rutinas



Si acabas de ser madre o estás embarazada grábate esto a fuego en la memoria: el éxito está en las rutinas.  

La vida con bebés puede ser increíblemente caótica y difícil si no estableces unas rutinas desde la misma salida del hospital. Y una de las más importantes es la del sueño.  

Marcar un horario de siestas y sueño nocturno va a hacer que el niño, incluso desde muy pequeñito, sepa cuál es el momento para irse a dormir. Eso les tranquiliza, les permite anticipar lo que va a pasar y sobre todo te hace la existencia mucho más sencilla.  

Además, crear nuestro propio ritual para dormir (cuento, canciones, masajes…) es un punto básico que facilitará la transición de la cuna a la cama de tus hijos.  

   

El paso de la cuna a la cama

Foto de Georgia Maciel en Pexels  

 

Poquito a poquito



Pretender que los cambios se hagan de un día para otro es complicado y frustrante. Lo normal es que el proceso sea gradual, que el niño se vaya adaptando a su ritmo.  

Puede que las primera noches solo pase un par de horas en su cama, o que te sorprenda durmiendo toda la noche del tirón. Lo importante es que lo enfoquemos con naturalidad, sin darle mayor importancia al hecho de poder o no dormir solo.  

En nuestro caso, comenzamos echando pequeñas siestas en su cama, a media mañana o a media tarde, para que comprendiera que ese lugar era un sitio cómodo donde se podía dormir. Poco a poco las siestas fueron siendo cada vez más largas hasta que finalmente decidió dormir en su cama.  

El paso de la cuna a la cama puede durar meses ( o incluso años) siendo perfectamente normal.  

   

 

Nada de refuerzos



Obviamente, regañarle cuando no sea capaz de dormir en su cama está totalmente contraindicado, puesto que como ya hemos visto se trata de un proceso madurativo sobre el que el niño a veces no puede tomar decisiones.  

Tampoco deberíamos recurrir a frases que se suelen utilizar, como:  

   

la cuna es de bebés, y tu ya eres muy mayor

tu hermano (primo, amigo, vecino) ya duerme solito, ¿no quieres hacerlo tu igual?

Mamá se pondrá triste si no duermes en tu cama

Este lenguaje, aunque sea bienintencionado, no hace más que añadir presión a una situación que debería ser agradable y placentera. El objetivo es que el niño quiera irse a dormir a su cama, no que se sienta obligado a ello.  

Por otra parte, los elogios excesivos o incluso los premios si conseguimos que duerma en su cama tampoco son de ninguna ayuda. Aunque pensemos que van a ser un refuerzo positivo, van a crear una sensación de fracaso el día que, por algún motivo, el niño no pueda dormir solo. Y no es necesario para su desarrollo experimentar ese tipo de sensaciones negativas tan temprano.  

   

con un peluche facilita el paso de la cuna a la cama

Foto de Victoria Borodinova en Pexels  

 

Una cama accesible y atractiva



Tener una cama de fácil acceso es la mejor manera para incentivar al niño a realizar el viaje desde la cuna a la cama y despertar su curiosidad. Si cada vez que nuestro hijo se va a ir a dormir necesita de nuestra ayuda para subir o bajar de la cama, le resultará mucho más difícil relacionarlo con un espacio seguro y en el que relajarse.  

Las camas de tipo Montessori (o lo que es lo mismo, un colchón colocado sobre un somier y directamente sobre el suelo) hacen que hasta los bebés más pequeños puedan acceder a ella reptando o gateando, lo cual les resulta mucho más atractivo y sencillo.  

Otra opción, si quieres mantener una cama con patas, es instalar una pequeña escalera que le permita subir y bajar por sí mismo de manera segura. Además, en este tipo de camas es imprescindible colocar una valla de seguridad para evitar caídas durante la noche.  

Por último, unas sábanas bonitas, unas guirnaldas de luces led o un vinilo decorativo en la pared llamará la atención del niño hacia su nueva cama.  

   

 

Viaje de ida y vuelta



Una noche de un mes de enero, mi hijo se bajó de la cuna, caminó hacia su habitación y se metió en su cama. Tenía 18 meses. Yo mantuve la cuna de colecho montada durante casi 2 meses más por si quería volver al calor del pecho materno. Pero no volvió, estaba muy a gusto en su cama.  

Y aunque algunos niños lo hagan así, puede que otros tengan temporadas en los que demanden volver a la cuna o a la cama de los padres. Y es completamente normal.  

Pesadillas, peleas en la escuela, un susto durante el día, malestar físico… cualquiera de esas situaciones pueden hacer que un niño pequeño no quiera seguir durmiendo solo y prefiera sentirse acompañado. Y no se debería de dar mayor importancia ni considerarlo un retroceso.  

En definitiva, si nosotros como adultos también tenemos días en los que necesitamos acurrucarnos y que nos abracen, ¿por qué pensamos que ellos no?  

   

dormir acompañados les facilita el paso de la cuna a la cama

Foto de Ketut Subiyanto en Pexels  

 

Colecho alternativo



Normalmente cuando hablamos de colecho pensamos en un bebé o niño durmiendo en la cama de los padres. Pero también existe la otra opción: el padre o la madre durmiendo en la cama del pequeño.  

En el punto anterior os contaba que mi hijo nunca volvió a la cuna … pero a cambio lo que prefirió es que yo fuera a dormir con el cuando lo necesitaba. Así, aunque siempre se queda dormido solo en su cama, a mitad de noche suele llamarme para que me meta en su cama y le abrace.  

Y aunque mis cervicales sufren enormemente con las imposibles posturas, aunque me pase las noches de una cama a otra, debo confesar que me encanta. Porque nunca más volverá a tener la edad que tiene ahora, porque las noches son largas pero lo años son cortos.  

En definitiva, cada familia tiene que encontrar el modo de dormir que les haga felices, que sea bueno para ellos y con el que puedan descansar mejor, independientemente de lo que diga la sociedad o las personas del entorno.  

   

 

De la cuna a la cama, mejor en compañía



Seguramente uno de los motivos para que un niño no quiera dormir en su propia cama es sentirse solo durante la noche. Y es que ya hemos visto que instintivamente buscamos estar acompañados y no sentir esa terrible soledad.  

Por eso, compartir habitación con otros hermanos mayores hará que se disipen los miedos y el camino de la cuna a la cama sea más sencillo.  

Si no hay hermanos, compartir la cama con un peluche, manta de apego o incluso una mascota puede ser útil. En este último caso, debe imperar el sentido común: si queremos que nuestro hijo duerma con una mascota debemos estar seguro que ninguno de los dos va a resultar herido ni perjudicado.  

Si has leído otros post de este blog seguramente ya te resulte familiar uno de nuestros perros, Fujur, que se autoproclamó compañero inseparable del bebé y con el que comparte cama cada noche, tan felices los dos.
   

 







 

   

   

   

   

Como con cualquier otro momento crucial del desarrollo de los niños, nuestra actitud al respecto puede marcar la diferencia. Acompañarles de manera respetuosa, ser pacientes y comprensivos y empatizar con sus miedos te ayudarán a que este viaje entre la cuna y la cama sea más sencillo.  

¿Cómo afrontaste esta etapa de la vida de tus hijos? Te leo en comentarios.  

Publicado inicialmente el28 febrero, 2021 @ 10:45 pm  

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