Atrás quedan dos años de intenso trabajo, con éxitos y fracasos, con días de mieles y otros de hieles, de experiencias, vivencias y de mucho aprendizaje. Días de risas y lloros con compañeros (grandes compañeros) inigualables. Atrás quedan desayunos furtivos a las 11 en la cocina y comidas de risas en el segundo turno (y más risas si llegaba el tercero). Días de estrés, cansancio, saturación...
Y ante mi, hoy se presenta todo un día por delante para pensar en el presente y en el futuro. Para pensar hacia donde quiero dirigir mis pasos, ahora que puedo. Ya llegará el momento de tener que coger un camino obligado. Pero hoy no. Hoy quiero salir a pasear con zapatillas, sin rumbo ni destino. Quiero dejar a la Princesa en el cole sin prisas, volver caminando a casa y disfrutar de la vida recordando todas las cosas bonitas que me han dicho en estos últimos días.
Hoy empieza el resto de mi vida y espero que lo que me esté esperando sea un futuro prometedor en el que vuelva a ser madre, esposa y periodista (en activo).
¡¡FELIZ LUNES!!
(Os aseguro que el mío será feliz a pesar de ser mi primer lunes al sol)