Tres días para que se acabe el cole y entonces casi tres meses con los niños en casa. ¡Qué ganas! Y no lo digo con ironía. Lo digo desde el corazón y con mucho deseo de que ocurra. Cuento los minutos para llegue el 22 de junio a la 1 de la tarde para ir a buscar a la Princesa con la satisfacción de que al día siguiente no irá. Ella no lo siente así, le da pena que termine, pero yo no.
Es verdad que juego con la ventaja de trabajar desde casa. Pero aun así me supondrá un esfuerzo grande poder conciliar mi tiempo con su tiempo y pese a ello, estoy feliz de que acabe el cole.
Casi tres meses sin horarios, sin deberes, ni trabajos, sin extrascolares, sin ataduras... Casi tres meses para compartir con ella su despertar sin despertador, sus desayunos pausados, sus juegos, su risa, sus besos y arrumacos espontáneos... Tres meses para disfrutar de ella, para ver como crece y como vive. Tres meses para sentir que mi hija es mía (y de su padre) y no de los profes. Tres meses intensos, lo sé, pero plenos.
Así que no me uno a esas voces que se lamentan del fin de curso porque yo tuve una hija para vivir mi vida con ella. Las respeto pero no las comparto. Yo quiero pasar más tiempo con mi hija. Y ¿tú? ¿Estás tan contentoa como yo?
¡¡FELIZ MARTES!!