Hoy después de mucho tiempo volví a presenciar una pataleta de aquellas, mientras hacía mis
compras semanales. Felizmente, no me la hicieron a mí. Si no a otra mamá. Yo la ignoraba. ¿Qué voy a hacer? Yo he estado ahí. Y, he estado ahí, no una sino varias veces. Mi hijo se ha tirado al piso en Wong, en Tottus, Plaza Vea y Vivanda (o sea, todos los supermercados del barrio) se ha tirado al piso en fiestas infantiles, lonches familiares y hasta play dates con amigas. En un punto, dejamos de salir. Pues, las emociones que pasaban por su cuerpecito eran tan fuertes, que se daba de cabezazos contra la pared, se jalaba los pelos y se tiraba al piso (con movimientos copiados del exorcista). No tenía ni dos años cuándo lo hacía. Ha sido duro "domar" ese carácter. Sigue siendo un trabajo duro. Es un trabajo constante en el que bien, me asesoro con psicólogas especialistas en niños, leo libros de crianza y disciplina y/o he ido yo a terapia para poder controlar mis emociones y ayudar a mi hijo con las suyas. He aprendido a contenerlo. Él ha aprendido a verbalizar sus emociones y canalizarlas de manera más positiva. Yo aprendí a no desesperarme ni asustarme. Estos episodios ? gracias a Dios ? son practicamente inexistentes.
Cuándo veía a esta mamá muerta de vergüenza me provocaba decirle que no se preocupe, que no pasa nada. Que acá había una mamá que comparte su dolor y ya experimentó su vergüenza. Y, como mamá que ya pasó por eso (y lo superó). Mi consejo es que NO le de vergüenza (ya lo escribí acá). Probablemente, esta no será la última pataleta que le hagan en un sitio público (que se acostumbre). Que no ceda a los caprichos del niño. Si es necesario, debe salir del sitio en el que se encuentran y llevarlo al carro o cualquier sitio tranquilo para que se calme. Y, sólo regresar cuando él ya este calmado (si supiera cuántas veces tuve que dejar el carrito de compras a la mitad). Que no pierda los papeles (sí, ya sé fácil decirlo) ella debe permanecer calmada y tranquila, transmitiendo seguridad (o por lo menos intentando transmitirla). Tiene que demostrar que ella controla la situación (aunque obviamente no lo sienta así). Golpear, jamás debe estar permitido. Ni golpear a otros ni a sí mismo, eso sí que no. Y, finalmente cuándo todo el episodio pase. Abrazar fuerte a su hijo y hablarle suavemente poniendo palabras a sus emociones.
Sé que cada niño es distinto y no todos funcionan igual. Pero, esto nos funcionó a nosotros. No en un día, ni en una semana, ni en un mes, tomó un poco más. Ahora, mi hijo tiene un amplio vocabulario emocional que incluye palabas cómo: "estoy furioso", o su clásico "muy molestado", "me da cólera", "tengo miedo" o incluso, "tengo mamitis, quiero estar contigo" o, "estoy tan feliz, soy muy feliz". Y yo también, soy feliz muy feliz de verlo tan bien y a ver superado esta etapa.