Porque ‘El viaje’ es la historia de un niño, contada a través de sus propios ojos y de su propia voz, que vive en una ciudad cercana al mar que hoy, inevitablemente, situamos en Siria, pero que mañana puede estar en cualquier otro país. Un niño que tiene una vida normal, como la de cualquier otro niño del mundo, hasta que la guerra lo vuelve todo oscuro a su alrededor y se lleva a su padre. Y entonces, junto a su madre y a otras miles de personas como ellos, tienen que emprender un viaje sin garantía de éxito hacia un destino desconocido, sorteando por el camino mil y un obstáculos, mil y un peligros, con el objetivo de encontrar un nuevo hogar. “Un lugar”, como dice el protagonista, “donde podamos vivir en paz y comenzar de nuevo nuestra propia historia”.
A la mamá jefa se le escaparon las lágrimas al leer el cuento por primera vez porque Francesca Sanna ha sabido reflejar a la perfección en las páginas de ‘El viaje’ no solo el drama de los refugiados, sino también la esperanza y el instinto de supervivencia de una población que en su viaje hacia una Europa que no está sabiendo estar a la altura nos ha dado un ejemplo de dignidad y de superación.
Premio de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York 2015 y Premi Llibreter 2016, el cuento de la ilustradora italiana, cuidado hasta el mínimo detalle en su edición, como ya nos tienen acostumbrados en Impedimenta, es una herramienta extraordinaria para explicar a los niños las consecuencias de una guerra. Un libro cuyo texto y sus evocadoras ilustraciones son la historia de muchos ciudadanos del mundo con los que la autora ha podido charlar para crear este collage de historias que se fusionan en una sola, contada desde el inocente punto de vista de un niño, para ejemplificar el conmovedor drama de los refugiados. Un drama que gracias a la bella fábula de Francesa Sanna ya no tenemos excusa para no contar a nuestros hijos.
Como ponen con una pegatina en sus libros favoritos los propietarios de Tipos Infames, canela fina.
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