A la pequeña editorial madrileña Narval, nacida en 2010 y especializada en literatura ilustrada infantil, la conocimos en la última Feria del Libro de Madrid. Íbamos paseando por el Retiro cuando nos topamos con su caseta, donde una mujer dibujaba con trazo rápido y ágil una preciosa ilustración mientras un niño de no más de 10 años atendía el ímpetu de Mara por tanto libro a su alcance y nos cobraba ‘Una cosa negra’, el álbum ilustrado que encandiló a Maramoto y al que jamás ha vuelto a hacer caso. Así es la vida. Fobias de la pequeña saltamontes al margen, la mamá jefa y un servidor quedamos maravillados con los álbumes del catálogo de Narval y con la atención tan amable que nos dispensaron, así que en cuanto creamos Madresfera Magazine tuvimos claro que en la sección dedicada a la literatura infantil queríamos dejar un hueco para esta editorial.
Así fue como llegó a nuestras manos ‘Operación Frankenstein’, una de las últimas novedades de Narval. Escrita e ilustrada por el extremeño Fermín Solís, finalista del Premio Nacional de Cómic 2010 y Premio Pop-Eye 2010 a la mejor novela gráfica por ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas‘, la obra tuvo un efecto totalmente distinto en Maramoto al que le había causado la que eligió en la Feria del Libro: durante un tiempo quería que se la leyésemos una y otra vez mientras ella llamaba abuelo a Frankenstein. No sé cómo establecío tal relación, la verdad, porque doy fe que sus abuelos no están tan cascados ni están confeccionados a base de remiendos, como el personaje de la historia, pero lo cierto es que Frankenstein se convirtió en un nuevo abuelo para nuestra pequeña saltamontes.
El libro, una nueva adaptación (totalmente libre) del clásico que encumbró a la inglesa Mary Shelley, narra las aventuras de tres hermanos que, tras encontrar uno de ellos en un contenedor de basura el tronco y el brazo de un maniquí, deciden crear su propio Frankenstein (personaje que había conocido el mayor de ellos tras ver la película). A partir de ahí los tres protagonistas tirarán de imaginación, travesuras y unión entre hermanos para, haciendo uso de objetos cotidianos o que tienen a su alcance, completar el cuerpo de Frankenstein e intentar darle vida (incluso poniendo en peligro la instalación eléctrica de la casa).
Las ilustraciones, sencillas, coloridas y evocadoras de otras épocas (recuerdan más a los clásicos del cómic español que a lo que estamos acostumbrados a ver ahora), tienen un gran peso en ‘Operación Frankenstein’, pero creo que lo que más ha captado la atención de Mara con diferencia es la agilidad con la que se desarrolla la historia, la imaginación de unos personajes muy divertidos y, por encima de todo, el texto, escrito en rima y pensado para que la trama no decaiga en ningún momento. Y eso, con una pequeña saltamontes que no puede parar quieta ni un segundo, que te cierra los libros en cuanto llevas dos páginas leídas, es una garantía de éxito, especialmente en esos días en que estás más cansado y cuesta poner ímpetu a la lectura. Con ‘Operación Frankenstein’ es imposible no hacerlo.