Qué maravillosa oportunidad es encontraste contigo misma, rescatar a la mujer que tal vez estaba en el olvido por ser esposa, madre, profesionista o la típica persona tan empatica que siempre se deja en último lugar, créeme, me ha pasado y olvidarme de mí misma me ha costado muy caro, con esto no digo que hay que ser egoísta y solo pensar en una. No, solo hay que verse al espejo y poner nuestra vida, nuestros sentimientos y a veces hasta la salud primero para después podernos dar al otro, si es que es realmente necesario, muchas veces estamos ahí solo por convicción y no porque se nos necesite de forma necesaria, generalmente somos nosotras las que nos sentimos necesarias y la verdad es que son las menos, tal vez sea mejor esperar a que se nos solicite y en el ínter a lo nuestro, a nosotras.
Perder no siempre es doloroso. Perder es necesario para crecer sobre todo de forma espiritual, nos lleva a conectar los sentimientos con la cabeza y es ahí donde proyectamos nuestro día, el hoy porque mañana ya llegará con su respectiva agenda, hoy es lo que importa y hoy la que importa eres tú.
Perder no es opción para ganar lo que sea, no es cerrar puertas y abrir ventanas, más bien es mudarse a un lugar donde encuentras paz, donde por las noches duermes mejor y tranquila, recuperas la almohada y abandonas la ansiedad, no es fácil pero con convicción y decisión se logra, no hay nada mejor que taparse por las noches con la cobija de la tranquilidad.
Dejarse perder es otra maravilla, terminar de comprender lo que te hace daño y sin temor a moverte abandonar lo que sea o quien sea sin mirar atrás, nadie hizo nada por detenerte, entonces no seas tú que se detiene, si te perdieron mientras luchaste, mientras diste todo de ti ya no es tu responsabilidad, es una recompensa ya que comienza el camino a "recobrarte".
El dicho aquel que dice "si amas algo déjalo libre,si regresa es tuyo sino nunca lo fue" la verdad a los 40 no tiene sentido, si se fue, fue para agarrar camino, ya parece que nos va,os a sentar a ver si regresa!! La verdad es que jamás me ha gustado sentarme a esperar...
Hoy solo me espero a mi y vaya que me he vuelto exigente con mis tiempos.
A los 40 he perdido y me siento afortunada porque me he encontrado y hoy lo más seguro es que no sea aún la mejor versión de mí, pero estoy en el camino y caminando ando.
Gracias por tu valioso tiempo.