Los reflejos primitivos son movimientos reactivos del sistema nervioso central a ciertos estímulos que permiten al bebé moverse e ir progresando en el desarrollo motor. Como su nombre indica, son movimientos reflejos, no voluntarios por parte del bebé, si no que se desencadenan de manera refleja ante determinados estímulos.
Estos reflejos le permitirán hacer ciertos movimientos e irán desapareciendo cuando el bebé ya no necesite moverse de esta manera.
Algunos de ellos sirven por ejemplo para hacer avanzar al bebé por el canal de parto, otros le permitirán voltearse, gatear, mamar, agarrarse a la madre....casi todos están encaminados a mantener la supervivencia del bebé.
De esta manera, el bebé irá de esta manera "quemando etapas" de desarrollo motor. Tanto la existencia como la inhibición de cada reflejo a su debido tiempo es de vital importancia para correcto desarrollo motor, cognitivo y emocional del bebé.
Sin embargo hoy en día hay muchos bebés que no "queman" esas etapas. Seguro que conocemos a muchos bebés que han nacido por cesárea, no han gateado, los han sentado antes de que ellos mismos pudieran hacerlo o se les ha puesto a andar de manera precoz, cuando aún el sistema nervioso del bebé no está preparado para ello.
El no haber pasado por alguna de estas etapas o haber forzado al bebé a pasar por una de ellas antes de tiempo puede hacer que no se inhiba algún o varios reflejos primitivos o que se instauren patrones posturales erróneos.
¿Qué consecuencias acarrea la persistencia de estos reflejos en la segunda infancia?
Dependiendo del reflejo que no haya sido inhibido, pueden darse distintos síntomas, pero en general los comunes suelen ser:
- Mala postura y coordinación
- Poca destreza manual
- Problemas en el habla y/o escritura (dislexia, dificultades de comprensión)
- Falta de concentración
- Problemas oculomotores
- Fracaso escolar, problemas en el aprendizaje
- Hiperactividad, trastornos del comportamiento
- Ansiedad, baja tolerancia al estrés
- Cambios de humor, aislamiento social, baja autoestima
Después de conocer las consecuencias que tiene este problema ya podemos empezar a preocuparnos. Pero bueno, dependiendo de la gravedad de cada niño, la inhibición de los reflejos puede trabajarse con un terapeuta y reforzarse con distintos ejercicios en casa. No está todo perdido!!! Pero es un trabajo largo y que además requiere de constancia por parte del niño y padres.
Irene Estébanez Aramendía
Fisioterapeuta Col. 588 y Osteópata C.O.
C/Colón, 22-2F (46004 Valencia)
Tel. 647947183