Aunque la respuesta a la pregunta parezca obvia, para mucha gente no lo es... en muchas familias no se entiende una crianza donde si un niño hace algo que, a nuestro juicio, "está mal" no se le penalice con un castigo o con un sermón... Para muchos, quienes nos decantamos por una disciplina positiva, donde si algo no está bien, se explica al niño el porqué no lo está y que consecuencias lógicas pueden conllevar sus actos, somos, como escuché una vez, "los del diálogo" y creen que así lo único que consigues es malcriar al niño.
Desde que soy madre he escuchado todo tipo de críticas y "consejos" de como debo educar a mi hijo y opiniones variopintas sobre nuestra forma de entender y vivir la crianza. El post de hoy, es más bien un desahogo que necesitaba hacer. Además, estoy segura que muchas madres y padres se sentirán identificados con mi visión.
Si hay algo que no soporto, es que me corrijan en como educar a mi hijo. Se lo que hago y porqué en cada momento. Esto es algo que me pasa más a menudo de lo que yo quisiera. A quienes dicen que "a los niños hay que reñirles, castigarles, o hasta darles cachetes" (esto último por suerte no lo he tenido que escuchar nunca en mi entorno!) me gustaría que pensaran en la siguiente situación que les voy a plantear para hacerles entender mi punto de vista:
Nuestro hijo hace una trastada, tira algo, se moja o pinta una pared... Si reaccionamos con gritos, castigos, o amenazas tipo "o lo recoges o se lo diré a papá" probablemente el niño pueda tener una de estas dos reacciones:
>> Hace lo que se le pide a la primera, sin rechistar e incluso llorando.
>> No hace caso, se enfada, grita y monta una pataleta.
En la primera opción, el niño actúa por miedo a las represalias... y aunque algunos me tacharán de exagerada, cosa que sinceramente me da igual, cuando un padre sabe que ese miedo es el punto débil del niño y lo emplea para conseguir que el niño corrija un comportamiento... me recuerda al país que vive en una constante represión por que hay una dictadura... en los dos casos se actúa por "el miedo a". Dicho esto... alguien ve este tipo de educación como una opción ética?
En la segunda opción, el niño no actúa con miedo, y lo que hace es simplemente copiar lo que ve... seguir el ejemplo de sus padres... si ellos gritan, yo también. Conclusión: pataleta en menos que canta un gallo... y al final el niño acaba haciendo lo que le han pedido sus padres con resignación, enfadado y quizás con miedo a algún castigo o chantaje. Ante esto, yo me pregunto ¿este es el ejemplo que queremos dar a nuestros hijos? Ante lo que no les guste o no esté bien para ellos, que actúen de manera violenta, con gritos y vean el chantaje como algo normal para conseguir lo que quieren.
Si volvemos al mismo ejemplo del principio, pero en este caso nuestra reacción y nuestra actitud es tranquila, nos acercamos al niño y le explicamos que lo que ha hecho no es correcto por las razones que sean y le explicamos las consecuencias lógicas de sus actos, por ejemplo, "por favor, recoge las piezas del puzzle que has tirado por que si no éstas se acabarán perdiendo y no podrás jugar otro día", las posibles reacciones del niño pueden ser las siguientes:
>> Ha comprendido por que no es correcto lo que ha hecho y entiende la consecuencia lógica. Por tanto recoge tranquilamente y probablemente no lo vuelva ha hacer más.
>> Quizás es pequeño y aun no comprende muy bien lo que le hemos explicado, en este caso probablemente no recoja lo que ha tirado. No pasa nada, lo recogemos nosotros y si otro día vuelve a pasar la misma situación volveremos a actuar de la misma manera. Poco a poco el niño irá interiorizando el mensaje hasta que finalmente deje de hacerlo.
En ninguna de las dos opciones hay gritos, ni pataletas... solo razonamiento y dialogo.
Seguramente la disciplina positiva requiere a menudo armarse de paciencia ya que los resultados muchas veces no serán a la primera como en el primer caso... pero a la larga el niño adoptará un comportamiento respetuoso tanto con el mismo, como hacia los demás y hacia el entorno, pues es eso lo verá con nuestro ejemplo.
Otro tema que me chifla es el de hacer colecho! Oh Diós!! Qué horrorrrr!! No lo sacarás de ahí nunca! Me encantan estas afirmaciones! Siempre que lo escucho contesto con un poco de humor lo mismo hombre... no creo que con 18 años aun duerma con sus papis... y si quiere venirse tendremos que comprar un colchón más grande!! En nuestro caso, no hacemos colecho con nuestro hijo por que él no quiere. Es un niño que se mueve mucho y necesita mucho espacio para dormir, por lo que decidió dormir en su habitación, pero siempre que le apetece se viene a la cama con nosotros. Ahora que nacerá nuestra segunda hija volveremos ha hacer colecho hasta que ella elija. Ante esta situación muchas personas nos dicen que a la que el niño vea a su hermana en nuestra cama, él también querrá. A esta afirmación yo me pregunto, y que problema hay? es que el niño tiene menos derechos que la niña? Pues si ese es el caso, dormiremos los cuatro juntos y tan felices.
Antes de ser madre, este tipo de cosas como los castigos, el colecho, la crianza respetuosa, no les daba importancia, de hecho ni se me pasaba por la cabeza que tipo de educación quería para mis hijos. Tenía claro, que no emplearía jamás un cachete para solucionar una situación... pero no veía mal emplear un castigo ante una trastada... o mostrarme totalmente pasiva ante una rabieta. En el momento en que tuve a mi hijo en brazos, lo comprendí todo. Quiero educar desde el cariño, el respeto, quiero que las palabras "te quiero" no le suenen extrañas en boca de sus padres. Quiero que mis hijos aprendan los valores del respeto, hacia las personas y hacia el entorno... No quiero que sean adultos competitivos, si no que sepan cooperar y ayudar a los demás por satisfacción propia y sin esperar nada a cambio. Quiero que tengan seguridad y confianza en si mismos. Por todas estas razones, me he decantado por este tipo de crianza, porque para los niños, sus padres son su principal referencia. Por eso creo que es importante predicar con nuestro ejemplo y aportarle en su día a día todos esos valores que queremos que tenga.
“ No te preocupes si tu hijo no te escucha, ellos te observan todo el día!”
-Maria Teresa de Calcuta-
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