En mi caso, mi hijo mediano es un detector profesional de azúcar. Puedes guardar una bolsa de dulces en una caja cerrada en la parte más alta de los armarios de la alacena de la cocina, que si Nico entra para desayunar, en la primera respiración ya está gritando: ¡¡ Mamááá !!, ¡¡has comprado chuches !!. Y en la segunda, si se esfuerza un poco, te puede hasta decir el tipo, la cantidad y la marca de los dulces que tienes guardados.
Hace unos años bromeábamos diciendo que le gustaba comer todo lo que tenía el mismo color de su pelo (para los que no lo conozcáis es pelirrojo), así que podría alimentarse fácilmente de ganchitos (suflitos), doritos, fanta naranja, etc. Lógicamente para él, y por desgracia para mí, tenía excepciones como el puré de zanahoria. Todo lo que contiene el colorante “amarillo crepúsculo o amarillo anaranjado” provocaba en Nico algo parecido a lo que le pasaba a Gollum con el anillo.
¿Sabéis el efecto que tiene estos colorantes en los niños?
Pues esta es la gran discusión de los investigadores. Unos afirman que hay evidencias de que agravan la conducta hiperactiva (en la impulsividad, atención y motricidad ); otros que son cancerígenos; y otros comentan que hay que ingerir mucha cantidad para tener estos efectos nocivos. Pero si sumas el colorante que hay en el paquetes de papas, helados, bebidas, yogures e incluso el que usas para dar color al arroz o al caldo, pues en un día ya estás tomando bastante de algo que es malo para la salud.
<< El Parlamento Europeo aprobó una ley en julio de 2008 que requiere que los alimentos que contienen los colorantes alimentarios estudiados sean etiquetados con «pueden tener un efecto adverso sobre la actividad y la atención de los niños >>
¿Qué cantidad de azúcar hay en tu casa?
Tengo que admitir que hubo una época en que en mi casa parecía que íbamos a celebrar un cumpleaños a diario, por las bolsas de papas, doritos, chocolates, caramelos…que encontrabas.
Un día hablando con una pediatra amiga que conocía a mi hijo y lo revoltosillo que era me comentó que redujera considerablemente la dosis de azúcar que consumíamos en casa. Y fue así como empecé a ser consciente de todo lo mal que comíamos. Y no me refiero sólo al azúcar granulado que poníamos en la leche. “Los zumos, snacks para el aperitivo, refrescos, bollería, yogures y nuestra gran amiga “la nutella” están llenitos de azúcar hasta arriba.”
Así que dejé de comprar todas esas cosas y empecé a ver a mis hijos menos ansiosos, nerviosos, y todas esas cosas malas que terminan en “osos” je je.
¿Qué “tentempié”comen los niños en el colegio?
EN CHILE. Tenían una normativa en la que los niños llevaban un alimento al colegio diferente cada día de la semana:
LUNES: lacteos – MARTES: fruta – MIÉRCOLES: sandwich – JUEVES: cereales – VIERNES: libre.
Podrás pensar que es una buena manera de que los niños tomen algo sano. Pues no. Como ya te he comentado antes los lácteos y cereales tienen muchísimo azúcar. El día libre podrían llevar lo que quisieran, es más el colegio tenia un quiosco que vendía paquetes de galletas, snaks, bollería y chocolatina. Así que de sanos tienen más bien poquito.
Si le sugería a la profesora que pensaba que el yogur y los cereales tenían mucho azúcar y que prefería que siempre comiera una pieza de fruta. Ellas siempre te respondían que había que cumplir la normativa.
<<No pensaban que era mejor educar a los niños en la diversidad de los alimentos. En que cada uno tiene uno diferente, que debe ser respetado por los otros niños y algo con lo que el propio niño se tiene que conformar.>> Se prefería la uniformidad de los alimentos para no tener que educarles, y lo disfrazaban de “comida equilibrada y sana”.
EN ESPAÑA.
En España sólo nos dieron esta norma: no pueden llevar al colegio golosinas, snacks, o chocolates y en el curso de los pequeños nada que se pueda derramar. Y con eso lo dejaron al buen criterio de cada madre, que no siempre era tan bueno.
EN INGLATERRA.
En Inglaterra los niños no llevan nada para comer a media mañana. El colegio dispone de zonas en las que los niños pueden coger frutas y verduras en el intermedio de las clases. Así que el niño que no come es porque no quiere, porque el que tiene hambre puede comer plátanos, manzanas, mandarinas o zanahorias. Más comida sana que ésta no hay nada.
Ahora comemos más sano
Ahora, que estoy en guerra con el azúcar y todos hemos bajado la dosis (menos mi marido que es adicto al chocolate), estoy empezando a hacer más cosas caseras (intentando poner menos azúcar, claro).
Como dice La Boticaria García “ojito a las trendy mothers, el azúcar es azúcar, venga del azucarero de casa o del frosting de las cupcakes.” Pero digo yo que si hago las magdalenas caseras en vez de comprarlas, algo mejor tienen que ser… ¿no?
Con lo que sigo luchando en casa es con el Kepchup. Voy a tener que ir desenganchando a la familia poco a poco de esta droga roja.
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